Granada deja el cierre comercial total

El cierre comercial total de Granada ha sido muy duro, pero la tasa ha bajado un 60% desde que se decretó el pasado 10 de noviembre

El Gobierno andaluz ha levantado el cierre comercial que Granada padecía desde el 10 de noviembre a causa del alto nivel de contagio de Covid. En estas semanas, la tasa se ha reducido un 60%, pero sigue siendo muy alta, de 440 nuevos casos por cada 100.000 habitantes. Incluso así hay que recordar que varias provincias andaluzas se encontraban en esa situación cuando se decretó el cierre de comercios y bares desde las seis de la tarde. Por tanto, el Gobierno andaluz ha actuado con cautela, pero ha sabido aprovechar ese margen para aliviar la situación económica de Granada, que era muy dura después de tantos días de cierre. La situación en Andalucía ha mejorado de modo muy claro desde que se amplió el toque de queda y se cerró la tarde, por lo que es previsible que, pasado el puente de diciembre, la tasa se sitúe por debajo de 200. Seguirá siendo grave, pero entendemos que deja un resquicio para aliviar la campaña comercial navideña. Ayudar al comercio y a la restauración no es ninguna frivolidad, hay miles de empleos que dependen de estos sectores y cientos de empresas que esperan salvar algo en las tres semanas de fiestas navideñas. Lo que sería una frivolidad es repetir el verano, por lo que habrá que mantener unos límites horarios hasta que se produzca la vacunación masiva. Si todo marcha como hasta ahora, los comercios podrán abrir por la tarde durante algo más de una quincena, así como los bares y restaurantes, pero habrá que mantener el toque de queda, aunque éste se puede desplazar hasta las once de la noche y, si hay acuerdo con el Gobierno central, hasta la una de la madrugada en Nochebuena y Nochevieja. Lo importante es que no se abra el grifo de las restricciones de modo tan libre que una tercera ola descargue sobre Andalucía a finales de enero otra cifra de muertos como la de esta segunda, que ha cogido a los hospitales más preparados, pero ha sido casi igual de grave. Pensemos en las vidas que se perderán si las últimas semanas de diciembre y la primera de enero fueran como las de julio y agosto, con terrazas llenas de clientes hasta altas horas de la madrugada.

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