Málaga, pasar a la fase 1 no es una fiesta

No queda otra que aceptar que hay que convivir con el patógeno. Sería temerario prolongar el letargo de la economía

La provincia de Málaga entra mañana en la fase 1 del llamado proceso de "desescalada". Una esperada noticia que hay que saludar con esperanza pero que no debe conducirnos a interpretaciones erróneas. Ayer se registraron cuatro nuevas víctimas mortales, para elevar a 278 las acumuladas desde el inicio de la pandemia. Además, hay que sumar 85 contagios con lo que el número total de infectados sobrepasan los 4.000. No se trata de echar un jarro de agua fría a una esperada jornada del lunes, que supondrá el reencuentro de muchas familias y amigos que sólo han podido mantener contactos virtuales durante los dos últimos meses. Y el paulatino reinicio de una actividad económica vital. El coronavirus sigue ahí, acechante. Sólo el duro confinamiento al que se ha sometido a la población ha evitado que continuara su ritmo letal de contagios. Pero, desgraciadamente, las estadísticas engordarán con más muertos e infecciones, esperemos que en menor número. El problema hay que encararlo desde otra perspectiva. En Málaga, sólo un 4,4% de ciudadanos, en teoría, ha podido generar anticuerpos. No queda otra que aceptar que habrá que convivir con el patógeno. Concienciar de las medidas básicas de seguridad, como por ejemplo el uso de mascarillas en cualquier encuentro público y el mantenimiento de la distancia social en los contactos, resulta imprescindible para asumir la nueva realidad. Sería temerario prolongar mucho más tiempo el letargo de la actividad. El remedio nunca puede ser peor que la propia enfermedad. El riesgo de errar es alto. Las consecuencias de no afrontarlo son peores. Grecia ha abierto sus playas. Italia pretende recuperar el turismo desde el 2 de junio. Decisiones que pueden tacharse de temerarias frente a la opción conservadora del Gobierno español. Por eso, más que nunca hay que apelar a la responsabilidad individual. Mañana no es un día de fiesta en Málaga. Las reuniones con amigos y familiares no garantizan la inmunidad ante el virus. No está de más recordarlo.

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