Presupuestos andaluces con la mirada en 2020

Las cuentas que medirán si estamos ante un "Gobierno del cambio" serán las del año que viene y los desafíos continúan

El Gobierno del bipartito andaluz que integran PP y Ciudadanos sacó ayer adelante en el Parlamento, gracias al respaldo de los diputados de Vox, sus primeros Presupuestos de la presente legislatura, los de 2019. Un hecho histórico. Por primera vez en las últimas cuatro décadas, Andalucía estará regida por unos números que no han sido elaboradas por el PSOE. Significa, también, que el presidente autonómico, Juanma Moreno, supera con nota la primera asignatura que se le exigía como responsable de la Junta: la aprobación de unas cuentas sobre las que desarrollar su proyecto político. Pero más allá de la efemérides, la realidad es que la efectividad de los capítulos económicos que la Cámara andaluza ha refrendado será muy limitada. Apenas quedará un cuatrimestre del año para concretar su ejecución. Es más, por tanto, una conquista simbólica del nuevo Ejecutivo con medio año en el poder y que demuestra que la coalición funciona y que ha sido capaz de armar unos números propios en poco tiempo, con el escollo de un escenario marcado por las continuas convocatorias electorales, y con la necesidad de acordarlos con un socio, como es el de la formación de Santiago Abascal, dispuesto a ponerle un precio a su respaldo difícil de asumir en materias socialmente muy sensibles.

Pero superado el importante trámite, el Presupuesto que realmente servirá para medir si estamos en Andalucía ante un "Gobierno del cambio" será el de 2020. Los desafíos siguen ahí. La comunidad autónoma sufre una tasa de paro muy superior a la media española. Y el ritmo actual y la fortaleza de las empresas que se crean en el territorio son insuficientes para revertir esa lacra. La convergencia con las regiones más avanzadas de Europa se ha alejado en los últimos años. El fracaso escolar también supera los niveles asumibles. Es necesario una clara apuesta por la industria y por la innovación y las nuevas tecnologías. También un plan de infraestructuras que elimine la desigualdad en la movilidad y las comunicaciones entre provincias. Todo ello en un marco de sostenibilidad medioambiental, que avance en el uso de unas energías alejadas de los combustibles fósiles y que hagan más habitables las ciudades andaluzas del futuro. El examen real son las cuentas de 2020. Como ha sucedido con las aprobadas ayer, con la insólita inclusión de medio centenar de enmiendas de la oposición, sería deseable que algunos de estos capítulos esenciales pudieran ser consensuados con el mayor número de grupos.

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