Vox ha amenazado al Gobierno de Andalucía con presentar una enmienda a la totalidad a los Presupuestos de la Junta de 2019, que fueron aprobados por el Ejecutivo de Juanma Moreno el pasado viernes y cuya tramitación parlamentaria acaba de empezar. No estamos ante una amenaza baladí. Por cuestiones de aritmética parlamentaria, el Gobierno de PP-Cs necesita de los votos de Vox para sacar adelante estas cuentas, ya que es altamente improbable que PSOE o Adelante Andalucía las apoyen. De esta manera, Vox hace valer la fuerza de sus votos, pero lo hace de una manera irresponsable, lo que avisa de hasta qué punto este partido no tiene muy claro qué quiere para la comunidad andaluza.

No se termina de entender que Vox, que pactó con el PP la investidura de Juanma Moreno como presidente de la Junta, en apenas unos meses haya cambiado de opinión y pretenda echar para atrás sus primeros Presupuestos, que como todo el mundo sabe son la herramienta principal que tiene un Ejecutivo para gobernar. De no aprobarse estas cuentas, el cambio en Andalucía quedaría gravemente amenazado, algo que sería muy difícil de comprender para la mayoría de ciudadanos que votaron el giro político en nuestra autonomía tras casi cuarenta años de monopolio democrático socialista. A los primeros que tendrá que explicar Vox esta actitud como mínimo desconcertante es a los casi 400.000 andaluces que decidieron votarle en las pasadas elecciones autonómicas. Y tendrá que hacerlo con argumentos más sólidos y elaborados que los esgrimidos ayer por diferentes responsables de esta formación, que apenas pudieron concretar los motivos de su enfado. De hecho, llegaron a hablar de una "cuestión de espíritu" y de un malestar "transversal" con unos Presupuestos a los que tacharon de continuistas con los elaborados anteriormente por los gobiernos socialistas, cuando es notorio que las cuentas de 2019 son una especie de solución de compromiso a la espera de la elaboración de los Presupuestos de 2020, que es donde el Ejecutivo de Juanma Moreno mostrará sus verdaderas aspiraciones de cambio.

Por lo dicho, todo apunta a que Vox está usando a Andalucía como un mero instrumento para meter presión a PP y a Cs en las negociaciones abiertas en todo el país, pero especialmente en Madrid, tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas del 26 de mayo. Vox muestra así un reprochable desprecio por la política andaluza, de la que depende en buena parte el bienestar de los electores que votaron su opción en las elecciones a la Junta el 2 de diciembre de 2018.