Las ciudades y el calentamiento global

De nada servirán las grandes decisiones mundiales si los gobiernos locales no colaboran en frenar el cambio climático

En un mundo donde el peso de las ciudades es cada vez más importante, la gestión de las mismas es de vital importancia en todos los niveles: económicos, sociales, políticos, culturales y, cómo no, ambientales. Esto hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de diseñar políticas que sirvan para atenuar el calentamiento global, un problema de primera magnitud para la humanidad como han evidenciado los científicos. Los ayuntamientos, especialmente los de tamaño medio-alto, tienen ya una importancia decisiva no sólo en la disminución de las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero, sino también en todo el conjunto de políticas necesarias para hacer de las ciudades lugares más saludables y sostenibles. Desarrollar políticas acertadas en movilidad, zonas verdes, ordenación del suelo industrial, gestión de los residuos, etcétera, todas ellas normalmente en manos de los ayuntamientos, ha dejado de ser algo de importancia meramente local para convertirse en aportaciones de suma trascendencia para que el planeta no se convierta en un lugar inhóspito para las futuras generaciones. Como reza el lema, "hay que pensar globalmente, pero actuar localmente". Con ello no queremos decir que las grandes decisiones, aquellas que se toman en los foros y cumbres mundiales, no tengan importancia. Todo lo contrario. Éstas son imprescindibles para crear el marco general en el que hay que actuar. Pero de nada servirán si no hay un compromiso de los gobiernos locales. En los últimos tiempos hemos visto cómo los ayuntamientos andaluces están realizando esfuerzos en esta línea, pero aún queda mucho por hacer. Especialmente en el campo de la movilidad, uno de los que tienen mayor impacto en el calentamiento global. Hay que evolucionar, con el imprescindible apoyo de la Junta de Andalucía, hacia unas ciudades más peatonalizadas y con un mayor uso de los transportes públicos que usen energías limpias. Sin embargo, para ello hace falta la comprensión de una ciudadanía que no siempre está dispuesta a realizar los sacrificios necesarios para la reducción de emisiones. Respecto a las zonas verdes, auténticos sumideros de CO2 y fuente de salud y bienestar para los ciudadanos, hay que hacer mejoras cuantitativas y cualitativas. No se trata sólo de más metros cuadrados de parques, que también, sino de que estén mejor pensadas y mantenidas, con especies sostenibles en los posibles escenarios futuros de calentamiento. Asimismo, hay intensificar las políticas de reciclaje y las mejoras en las redes de abastecimiento de agua para disminuir el consumo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios