Otra comisión sin sentido y contraproducente

Una vez más se demuestra que las comisiones sirven sólo para la batalla política, no para el servicio a los ciudadanos

La elección del diputado de Vox Manuel Gavira, con los votos del PP y Ciudadanos, como presidente de la Comisión de Estudio sobre la Recuperación Económica y Social de Andalucía a causa de la pandemia del Covid-19, ha vuelto a poner en evidencia la más que discutible utilidad de este tipo de instrumentos parlamentarios. Sólo hay que repasar la historia de las comisiones parlamentarias, tanto en Andalucía como en España, para concluir que para muy poco o nada sirven. Apenas son una excusa (otra más) para que los partidos políticos se ejerciten en sus luchas de bajo vuelo que en ningún momento tienen en cuenta el interés de los ciudadanos o la búsqueda de la verdad. Lo vimos en la desastrosa comisión de los ERE y lo volvemos a ver ahora con la constituida con motivo de la pandemia.

En primer lugar, hay que subrayar muy especialmente la gran contradicción que supone que sea un partido que se opuso a la constitución de esta comisión el que ahora se encargue de presidirla. Aunque Vox se apresuró ayer a asegurar de que actuará de "buena fe" y con "ánimo constructivo", el más elemental sentido común indica que poco puede hacer por una comisión quien ni siquiera cree en ella. PP y Ciudadanos tienen que explicar mejor por qué decidieron votar esa incomprensible presidencia, ya que su argumento de que lo hacen por "generosidad" resulta poco convincente. Más bien parece como si los dos partidos que forman el Gobierno de Andalucía fuesen conscientes de la inutilidad de dicha comisión y han querido tener un detalle que visualice la presencia de Vox en la política andaluza, pagando así una parte de su deuda con el partido que lo apoya en el Parlamento.

Por su parte, tampoco se termina de comprender la actitud de la oposición de izquierdas (PSOE y Adelante Andalucía), que se levantó de la comisión en un gesto más teatral que serio. Mostrar indignación por el pacto con "la extrema derecha" cuando sus líderes en Madrid están pactando con los herederos de ETA (sin que desde Andalucía se critique dicho acuerdo) es contradictorio e injusto.

Una vez más vemos cómo el Parlamento de todos los andaluces se convierte en un vulgar ring de boxeo político, lo que se puede traducir en un aumento de la desafección de los ciudadanos hacia la política autonómica. Una vez más, con dinero público se crea una comisión sin sentido y contraproducente.

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