El más que necesario rearme ideológico del PP

El PP debe renovar sus ideas y discursos sin renunciar a su raíz liberal-conservadora y sin caer en la tentación populista

Tras una época de tormentas, estos días están siendo especialmente dulces para el PP de Pablo Casado. A la investidura de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía -algo que ni el más optimista se hubiese atrevido a profetizar hace unos meses- se une este fin de semana la celebración de una convención que tiene la intención de rearmar ideológicamente al partido que, hasta el momento, sigue siendo la principal referencia del electorado de centroderecha español. Es cierto que este tipo de eventos corren el riesgo de quedar en banales alardes de fuerza y ejercicios de cohesión , pero se equivocaría gravemente el PP si no aprovechase esta oportunidad para iniciar una profunda renovación de sus ideas y discursos para adecuarlos a los tiempos actuales, pero sin renunciar a su tradición liberal-conservadora. Además de la profunda renovación orgánica ya iniciada para superar el lastre de los numerosos casos de corrupción que lo han acosado y acosan, el PP debe elaborar un discurso que lo diferencie claramente del populismo de derechas (con sus fórmulas fáciles para solucionar problemas complejos) y de un liberalismo descafeinado que se mueve a golpe de encuestas y ocurrencias.

Cuestiones como la inmigración, Cataluña, el desempleo, la posible reforma constitucional, el futuro del Estado de las Autonomías, los vientres de alquiler, el invierno demográfico, la revolución feminista, los nuevos tipos de familia, la disolución de las identidades y un largo etcétera deben tener una respuesta desde la perspectiva ideológica de un partido de centroderecha responsable y comprometido con la democracia, como siempre ha sido el PP. Ante todo, debe evitarse la tentación de tomar atajos que sirvan para conseguir votos a cambio de una radicalización que a la larga se puede convertir en un auténtico obstáculo tanto para el PP como para la sociedad.

En estos momentos de incertidumbre, España necesita un PP centrado que no renuncie a sus raíces. Sólo desde la renovación y saneamiento de sus principales pilares (como son el PP y el PSOE) el llamado por sus enemigos Régimen del 78, que es el que ha dado a España un mayor periodo de estabilidad y prosperidad, podrá superar la crisis de legitimidad que sufre desde que se iniciase la todavía latente crisis económica, un fenómeno que están sufriendo prácticamente todas las democracias. La convención del PP puede empujar en la dirección adecuada.

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