El Partido Popular de Andalucía celebra desde ayer en Granada su XVI Congreso, en el que ratificará el liderazgo de Juanma Moreno. Un trámite formal previo, que le dejará expedito el camino para la convocatoria el próximo año de los comicios autonómicos, en los que aspirará a revalidar su cargo de presidente de la Junta. La polémica generada esta semana por el audio filtrado del vicepresidente, Juan Marín, respecto a los dudosos beneficios de aprobar unos Presupuestos con recortes en año electoral, también planea sobre los casi 1.500 compromisarios que asisten al encuentro y, de alguna forma, lo enturbia. El congreso se había preparado para transmitir una imagen de unidad en torno a Moreno y reforzar su figura, que, por primera vez, disfruta de un liderazgo sin contestación interna. Los populares han diseñado un cónclave más centrado en la imagen que quieren proyectar hacia el exterior, pensando en las elecciones, que en aprovechar la oportunidad para fomentar un debate de ideas. Las mesas programadas muestran que el interés está en exhibir su gestión al frente de la Junta de Andalucía y en demostrar conexión con los principales agentes de la sociedad civil antes que en analizar el modelo de partido y si éste es eficaz para mantener al PP en el poder. Este congreso es una oportunidad para que el PP consolide un proyecto político que hace sólo unos años se veía como inviable en la región, pero que hoy es aceptado por una parte importante de la ciudadanía. Para ello es necesario que el partido tenga una voz propia que se pueda escuchar en toda España y que sepa diferenciar los intereses de la región de las estrategias, también legítimas, que tenga el partido para el conjunto de España. Sería un error que Pablo Casado intentara utilizar Andalucía como atajo para llegar a la Moncloa y sería una equivocación, aún mayor, de Juanma Moreno permitirlo.