No es tiempo de reforma constitucional

No se puede estar con la Constitución y el Gobierno contra la independencia de Cataluña y, a la vez, querer sacar rédito

La reforma de la Constitución es un asunto pendiente desde hace años, pero nunca se dieron las condiciones políticas porque uno de los principales partidos, el PP, se manejó entre la duda y la negativa. Es un asunto pendiente, repetimos, que habrá que abordar a medio plazo, pero es del todo precipitado que el PSOEquiera constituir una comisión en el Congreso a mediados de este mes para comenzar el debate justo cuando llegan las semanas más críticas del desafío independentista de la Generalitat. El presidente Mariano Rajoy, tras su visita al Rey en Palma, acertó de pleno cuando señaló que quienes lideran el movimiento en Cataluña son los más radicales del país. En efecto, es la CUP, la misma agrupación que anima el boicot violento contra el turismo, la que está liderando el llamado procés; la Convergencia de antaño ya no es nada y ERCes un partido independentista superado por la vanguardia de extrema izquierda. Si lo que el PSOEtrata de conseguir con esta comisión de estudio en el Congreso es aplacar a los violentos y secesionistas, se equivoca. Nunca han querido negociar nada que no sea un referéndum de independencia. Cabe recordar que en el inicio de esta crisis, lo que solicitó el entonces presidente Artur Mas fue un pacto fiscal del Estado con Cataluña similar al concierto vasco. ¿Es eso lo que desea proponer el PSOE de Pedro Sánchez? Podría ser porque la presidenta federal de este partido, Cristina Narbona, no cesa de recordar que el Estado federal es de por sí asimétrico. ¿A qué asimetría se refiere?El PSOE ha abierto un debate interno en el peor momento. No es ahora cuando se debe hablar de plurinacionalidad -término, por cierto, que casi no existe en el constitucionalismo mundial, a excepción de Bolivia-, sino de apoyar al Gobierno y al Estado de Derecho a solventar una crisis constitucional que no se vivía desde el 23-F. En estos momentos, desde ahora a octubre, los partidos deben estar con la Constitución y defender la unidad del Estado de la segregación con todas las herramientas legales. Pocos partidos en España deberían de estar tan identificados con esta Carta Magna como el PSOE, pero en su empeño de diferenciarse del PP, Pedro Sánchez está dispuesto a abrir grietas en los consensos más básicos. Volviendo a Narbona, convertida en directora del nuevo movimiento socialista, hay que lamentar que ya haya matizado cómo se debe usar la ley: con "mesura". Difícilmente, se podrá desarticular un movimiento como el catalán si a la vez uno de los actores constitucionalistas quiere sacar provecho electoral.

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