La unidad debe ir más allá de los partidos políticos

Nadie debe quedar al margen de la respuesta a la agresión nacionalista a nuestra democracia, tampoco la sociedad civil

Ante el intento de golpe de estado que están perpetrando en estos días los independentistas catalanes sólo cabe la unidad. No estamos hablando sólo de la unidad de todos los partidos políticos, sino también de todos los poderes y territorios del Estado y, sobre todo, de la sociedad civil española (dentro y fuera de Cataluña), que no debe permanecer impasible ante la agresión que está sufriendo la legalidad democrática. Ayer, pudimos ver con relativa satisfacción cómo tanto el PSOE como Ciudadanos escenificaban su apoyo al Ejecutivo ante el órdago nacionalista. Decimos relativa satisfacción porque Pedro Sánchez, pese a que acudió a la cita con el presidente Rajoy para mostrarle su apoyo, no fue capaz de comparecer ante la prensa para darle más contundencia y veracidad al mensaje, algo que sí hizo Albert Rivera. Nadie comprendería que, ante esta agresión que está sufriendo la soberanía nacional, alguna formación o político especulase con réditos electorales o intentase desgastar al Ejecutivo. Los hombres de estado, los partidos que verdaderamente son alternativa de Gobierno, se ven en estos momentos, cuando son capaces de renunciar a sus intereses particulares en favor del bien general. Respecto a Podemos, poco se puede decir. Su papel durante el procés está siendo ambiguo y errático, buscando siempre poner una vela al dios constitucional y otra al diablo secesionista. Esta actitud oportunista terminará pasándole factura y deja claro que es un partido sin ningún sentido del Estado y con el que no se puede contar para frenar al independentismo catalán.

Sin embargo, como decíamos, esta unidad no debe ser sólo entre los partidos. Ayer pudimos ver también con relativa satisfacción cómo un gran número de los presidentes autonómicos (pero no todos), entre ellos la andaluza Susana Díaz, mostraban su rechazo a la agresión independentista. También cómo el poder Ejecutivo y el Judicial se coordinaban para dar una respuesta legal y democrática, pero contundente, a los que se han empeñado en romper nuestra convivencia. En este sentido sería deseable que, cuanto antes, el Parlamento español hiciese una declaración institucional al respecto.

La sociedad civil también tiene una responsabilidad. El problema ya es lo suficientemente grave para exigirlo. Nadie debería quedar al margen de la respuesta ante los que quieren dinamitar nuestra democracia y acabar con nuestra soberanía, la de todos los españoles sin excepción. Ahora más que nunca, es el momento de la unidad.

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