
La tribuna
Manuel Gregorio González
Ortega deshumanizado
La tribuna
El entorno de La Araña es un lugar privilegiado de Málaga donde se encuentran playas fósiles, varios endemismos biológicos y valiosos yacimientos arqueológicos. Por debajo de las playas fósiles, en los acantilados calizos que bordean el mar Mediterráneo, se puede observar el Asteriscus maritimus, que es una planta de flor de color amarillo intenso, y forma de asterisco. También podemos encontrar el Limonium malacitanum -la siempreviva malagueña-. Más sorprendentes son, por supuesto, los restos arqueológicos que yacen en las cuevas de La Araña -especialmente en la zona de Cueva Navarro IV-, de ancestros humanos nuestros ininterrumpidos desde hace más de 500.000 años (huellas de los pre-neardentales, neardentales, cromañones…), e incluso pinturas grafiadas en su roca caliza hace más de 22.000 años.
Sin embargo, también habitan el entorno otros especímenes no menos importantes que necesitan cuidados y atención. Son las ciudadanas y ciudadanos que viven próximos a la fábrica de cemento. Éstos se encuentran amenazados, de igual manera que los endemismos y los valiosos restos arqueológicos. Pero la amenaza se extiende al menos hasta 5 kilómetros alrededor de la fábrica, por lo que alcanza a una población malagueña muy importante en número. La amenaza es en principio contra el derecho a la salud de la población -que se recoge en los derechos humanos-, y es evidente por la contaminación que escupe todos los días la torre de la fábrica. Pero hay otra amenaza que se extiende a mucha más distancia, que afecta a toda la población de Málaga, y es la del Derecho a la Ciudad, es decir, a vivir con dignidad en la ciudad.
El conflicto que ha surgido por la exigencia de la plataforma Aire Limpio para Málaga demuestra de manera clara cómo funcionan ahora mismo la política y la ciudad, y sus proyectos urbanos. Los responsables políticos parten de extender el principio de la confusión. La ciudadanía preocupada por saber qué respira ella y sus hijos no es capaz de recibir de sus políticos criterios ni datos para su comprobación y tranquilidad. De aquí surge la vulneración de otro derecho humano elemental y fundamental en democracia: el derecho a la información.
Este caso, el de las dudas de la calidad del aire que se respira, nace como un problema que afecta a la salud y se ha convertido además en un grave problema de dignidad ciudadana, por el trato antidemocrático y autoritario de quienes supuestamente deberían proteger y garantizar una calidad de vida digna para su ciudad.
Planes de urbanismo retorcidos una y otra vez para adaptarlos a la ocasión; sentencias incumplidas de tribunales de lo Contencioso en contra de la Administración (por falta de medidas de seguridad medioambiental e incumplimientos urbanísticos); tratos de favor a determinadas personas físicas y jurídicas; informaciones de los medios de comunicación que no merecen tal nombre; comentarios ofensivos y amenazantes contra quienes preguntan y cuestionan, etc…; y años de dudas sin resolver sobre la gestión de la cosa pública en nuestra ciudad.
En cambio, son valiosos para todos los esfuerzos de quienes se resisten como pueden, así como los lugares de la ciudad que defienden: Aire Limpio para Málaga, Yacimientos de La Araña, Astilleros Nereo - Baños de Carmen, Bosque Urbano para Málaga (BUM), hotel del Puerto de Málaga, los antiguos cines Astoria-Victoria, el hotel de Moneo y la Mundial… El conjunto enumerado es un síntoma evidente de una forma corrompida de hacer política y urbanismo, porque renuncia descaradamente a hacer una ciudad mejor para su ciudadanía, al dar prevalencia a los negocios, intereses y acuerdos privados (o fruto de la privatización de los asuntos públicos), por encima de cualquier otro fin. No sólo desaparecerán los endemismos y las huellas de nuestros ancestros. Lo común de todos desaparece. Una buena parte de la ciudadanía se siente desatendida, ofendida e indignada. El aire de la ciudad está viciado.
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