Tribuna

IVán GONZález

Presidente de Libres

Málaga, una ciudad menos europea

Málaga, una ciudad menos europea Málaga, una ciudad menos europea

Málaga, una ciudad menos europea / rosell

Ante el debate suscitado en la opinión malagueña por la construcción de un hotel en el dique de Levante, impulsado por la Autoridad portuaria, el objeto del presente no es oponerme a cualquier inversión que sea buena para Málaga, y mucho menos, si es beneficiosa para los malagueños. Pero, antes de proseguir, me gustaría formular dos cuestiones. Realmente, ¿Málaga es europea? ¿El poder político favorece que lo sea?

Para justificar la torre del puerto, la dirigencia política local, regional y estatal, en conjunto, ha recurrido a la carnaza fácil con tal de ganar adeptos en la sociedad: anunció la creación de cientos de puestos de trabajo, cuando hay miles de malagueños que los necesitan. Ha optado por el ventajismo de colocarse al rebufo del viento a favor, el generado por esa habitual forma, ya manida, y a la que lamentablemente nos hemos acostumbrado, de hacer populismo y demagogia. Sin embargo, por el contrario, y en ningún caso, la Autoridad portuaria, el Ayuntamiento de Málaga, ni el resto de las instituciones, podrán garantizar, ni tampoco vincular, cifras de empleo a la construcción del macrohotel. Dicho de otro modo, nos están tomando el pelo. Nuestros políticos, incurriendo en un despotismo ilustrado eminentemente provinciano, consideran que la torre del puerto será buena para el pueblo de Málaga. Sin embargo, el quid del problema radica en que no están contando con la opinión del pueblo; cuando, a decir verdad, y solo la pura verdad, únicamente será bueno para el bolsillo de una gran minoría a la que, probablemente, ni usted, y mucho menos yo, estaremos invitados. La Ley del Suelo española de 2007 dice en su preámbulo que "asegura unos estándares mínimos de transparencia, de participación ciudadana real y no meramente formal, y de evaluación y seguimiento de los efectos que tienen los planes sobre la economía y el medio ambiente". Por tanto, y en base a ello, he de destacar que los malagueños tenemos derecho a la información. Y, es esta tesis la que, precisamente, se habría defendido desde Bruselas -respecto de la edificabilidad de este mamotreto que se pretende ubicar en el recinto portuario-, si se hubieran consultado las directivas de la Unión Europea relacionadas con el territorio; y que no son otras que las de hacerlas coincidir con las necesidades de las personas, a fin de evitar la segregación entre ciudadanos y fomentar la cohesión social a través de su participación activa.

La clase política solo se acuerda de que España es europea cuando toca solicitar ayudas económicas en pro de fomentar y promover obra civil; entonces, se vuelve más papista que el Papa. Se ha transformado en una clase expeditiva y, en el caso concreto de Málaga aún más, ya que ha buscado en Qatar controvertidos inversores -como en el rascacielos del puerto- a los que, sumisamente, ponerles por delante una alfombra roja que pisotear; cuando esto, únicamente, servirá para terciarizar a la población y abocarla solo al sector servicios del tipo hostelería. Y desde la más absoluta resignación, pero permitiéndome un poco de sorna, me pregunto: ¿por qué la Junta no busca inversores cataríes para desdoblar la A-357 y mejorar el acceso del tráfico rodado al Parque Tecnológico de Andalucía (PTA)?, ¿por qué el Ejecutivo central no licita una vía que lo conecte directamente con el aeropuerto y otra que lo comunique con la hiperronda?, ¿por qué el Gobierno andaluz no amplía hasta el parque la línea del metro -ya que solo llega hasta el Campus Universitario de Teatinos-?, o ¿por qué el Ministerio de Fomento se niega ahora a llevar hasta la tecnópolis un ramal de la línea C2, el tren de cercanías que va a Álora?

Actualmente, el PTA emplea a 16.774 trabajadores. Y, desde hace mucho tiempo, Felipe Romera, su director, viene proclamando a los cuatro vientos que, a lo sumo en 15 años, se podrían alcanzar los 50.000 empleos si se implementasen todas estas medidas. Sin embargo, y paradójicamente, de estas expectativas de crecimiento fiable, los políticos no han dicho palabra alguna, cuando tienen a su alcance hacerlo posible. En cambio, la Autoridad Portuaria, el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía, contra todo pronóstico, se han puesto milagrosamente de acuerdo para poder construir este controvertido hotel, obteniendo incluso la autorización del Consejo de Ministros, ya que el Puerto de Málaga es de interés estatal. Y esta actitud, ni es europeísta ni tampoco ejemplar.

Bien el Consistorio, bien la Autoridad portuaria, ¿han preguntado a la Agencia Estatal de Meteorología, o al Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, si es viable la edificabilidad de este hotel en el dique de Levante? ¿Han pedido un informe habilitante? No, no me consta. Para este enclave estratégico de nuestro frente marítimo, en vez de un bloque de 135 metros de altura, atestado de lujosas celdas postradas al sol, propongo construir un auditorio musical, con objeto de potenciar el aspecto cultural de la ciudad, y así, poder convertirla en una referencia internacional. Abogo por el desarrollo y el progreso, por la evolución y la innovación, pero con la torre del puerto, Málaga dejará de ser Málaga. Se transformará en otra ciudad distinta. Se convertirá en una urbe mucho menos europea.

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