Tribuna

León lasa

Letrado Junta de Andalucía. MBA Universidad de Deusto

Pandemia, Levi's y sostenibilidad

El crecimiento infinito del PIB es incompatible con los recursos finitos de la Tierra. Es casi un axioma: dentro de un sistema finito, no puede existir un subsistema que tienda al infinito

Pandemia, Levi's y sostenibilidad Pandemia, Levi's y sostenibilidad

Pandemia, Levi's y sostenibilidad / rosell

Hace unos días, por primera vez en mucho tiempo, un anuncio televisivo llamó mi atención. Hasta el punto de que, al no haberme enganchado desde el principio, tuve que buscarlo en internet y verlo detenidamente. La icónica marca de vaqueros Levi's -para algún viejenial como el que escribe es inimaginable andar con cualquier otro- abogaba (Buy better, buy smart) por comprar menos, por optar por prendas que duraran más, por comprar "inteligente", por acudir a talleres de arreglos y por promocionar una línea de segunda mano. Todo ello en un spot divertido, dinámico y promocionado por referentes señuelos de la gente joven (un rapero, un futbolista, una conocida influencer, etc.). No daba crédito por lo rompedor del mensaje. Autocontención, consumir menos, evitar desechos... en un spot de una multinacional de las ventas. No había visto nada igual y quizá, solamente quizá, es una señal clara de que los tiempos post pandemia están cambiando. Probablemente porque no hay otra. Y el Sistema empieza a ser consciente de ello. El anuncio comienza indicando -en una clara alusión al consumo compulsivo de ropa low cost (cuya génesis no queremos conocer: mano de obra infantil, explotación…)- que, en los últimos quince años, el consumo de ropa se ha duplicado, siendo hoy día uno de los sectores que más basura de todo tipo produce: ochocientas mil toneladas de ropa acaban en los contenedores cada año. If we wear longer, we can buy less; if we buy less, we can waste less, dice la chavalería mirando a la cámara. Confieso que jamás creí que llegaría a ver esto en el descanso de un partido de la Champion's League.

La presidenta de la marca, Jennifer Sey, ha defendido que las prendas de Levi's están diseñadas para durar generaciones, no temporadas, y que esa es la única manera de hacer el planeta sostenible. ¿Se imaginan a los responsables de, digamos, Renault o Toyota abogando por la misma estrategia de compra? "Si tu coche aún anda bien, aunque tenga ocho años, no compres otro". Puede que lo veamos. No sé. Lo que si sé es que hay verdades como puños que, por diferentes motivos, y el principal el que solía repetir Upton Sinclair, no queremos ver: el estilo de consumo occidental es inviable para un planeta que en pocos años rozará los nueve mil millones de seres humanos. El crecimiento infinito y exponencial del PIB es incompatible con los recursos finitos de la Tierra. Es casi un axioma científico: dentro de un sistema finito, no puede existir un subsistema que tienda al infinito. Podemos seguir mirando a otro lado, pero cada vez son más las señales que avisan de que el tiempo se acaba. Lo que hace veinte años o treinta años eran considerados todavía como accidentes recurrentes de la climatología, de la madre naturaleza, empieza a tomarse por la práctica totalidad de la comunidad científica como verdades incómodas que en algún momento dado habrá que abordar con algo más que medidas estéticas como el reciclar o reutilizar. Sólo la reducción voluntaria del consumo compulsivo, conspicuo y muchas veces absurdo puede embridar una situación alarmante. Los tiempos, decía Dylan, están cambiando. Y agotando.

Soy consciente de que es más fácil teorizar desde la atalaya de un salario fijo y relativamente seguro que desde el timón de una empresa o un pequeño negocio. Pero la emergencia ecológica nos alcanza a todos. Para los seguidores de la teoría Gaia de James Lovecroft, la pandemia que todavía padecemos no es sino una reacción lógica de un organismo vivo al que llevamos décadas sometiendo a una tensión irracional. El planeta, defienden, nos avisa de que así en modo alguno podemos seguir. Es un warning en toda regla. Sabemos que, hoy por hoy, no es fácil conjugar ecología y economía, medio ambiente y crecimiento, pero no nos queda otra. Hay incluso sectores que abogan por una prosperidad sin crecimiento, sin que debamos ver esta alternativa como una quimera ilusoria (Prosperity without growth: Economics for a finite planet. Jim Jackson). Quizá, con la pandemia como punto de inflexión, tendríamos que empezar a redefinir prosperidad de una manera diferente a como lo hemos venido haciendo y no vincularla únicamente a una medida como el Producto Interior Bruto, cuyo crecimiento infinito no parece factible. Verdaderamente, lo pequeño puede ser también bello. Y un vaquero Levi's durar toda la vida.

Coda. Ver The Wicker Man en la versión de 1973 rodeado de hayas y robles y contemplar a Britt Ekland con veinte años bailando la canción Willow son de esas cosas que, sin contaminar, puede hacernos felices por un rato. Aunque no sé si el PIB lo contabiliza.

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