Tribuna

Alberto Priego Moreno

Profesor de la Universidad Pontificia de Comillas

Ucrania: ¿guerra o deshonor?

Ucrania: ¿guerra o deshonor? Ucrania: ¿guerra o deshonor?

Ucrania: ¿guerra o deshonor? / rosell

Desde hace más de ocho años, Ucrania se ha convertido en el centro de muchas noticias internacionales. La razón de este inesperado protagonismo es el conflicto que mantiene con su vecino Rusia, que ansía incorporarla como una nueva república de su federación. Ante esta situación que es más propia del periodo de entreguerras que del siglo XXI, cabe hacerse las siguientes preguntas: por qué Ucrania es tan importante para Rusia, qué espera obtener de esta situación y, sobre todo, como puede evolucionar en las próximas semanas.

En primer lugar, debemos plantearnos por qué Ucrania es tan importante para Putin. La respuesta hay que buscarla en el siglo X, cuando el Príncipe Vladimir de Kiev (posteriormente Vladimir I) unificó a los pueblos eslavos de Rusia, Bielorrusia y Ucrania creando el mito de Kiev como centro del Imperio. A día de hoy muchos nacionalistas eslavos, entre los que está Putin, tratan de revitalizar el maltrecho orgullo eslavo agitando el mito de Kiev como ave fénix de un nuevo Imperio. Entre estos nacionalistas cabe destacar a Ivan Ilyin, un filosofo de principios del XX que ha influido mucho en el presidente de Rusia, y que aventuraba que en el siglo XXI llegaría un gobernante de nombre Vladimir (sería Vladimir II) que reunificaría de nuevo los reinos eslavos en torno Kiev. Así, parece que el actual presiente de Rusia se ha imbuido de un halo de mesianismo que le erige en el salvador de "los pueblos eslavos" poniendo a Ucrania en el centro de su proyecto.

Además de este valor simbólico, Ucrania es un punto crucial para la economía europea ya que no sólo es un cruce de gaseoductos, sino que buena parte de la producción de cereal de Europa tiene por origen este país. Ucrania no sólo es considerada como "la bolsa del pan de Europa", sino que también es un gran productor de maíz, un bien de primera necesidad tanto para la alimentación de los europeos, como para la producción de biocombustibles, un artículo clave en la estrategia de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de Europa.

Junto con el valor simbólico y el económico, Ucrania posee un enorme valor geopolítico ya que es, junto con Turquía, el estado ribereño más importante del Mar Negro. Con Turquía, Bulgaria y Rumanía como miembros de pleno derecho de la OTAN, una hipotética entrada de Georgia y, sobre todo, la integración de Ucrania significaría que el Mar Negro se convertiría en territorio de la Alianza. Ante esta situación, conviene no olvidar que hoy la única salida rusa al Mediterráneo pasa por este mar, por lo que la incorporación de Ucrania y Georgia a la OTAN implicaría una debilidad estratégica de Rusia a nivel mundial.

Una vez analizado el valor de Ucrania, cabe preguntarse por la estrategia de Moscú en esta crisis. Conviene ser consciente de que Rusia es un estado en declive, con mucho menos poder militar del que tuvo la URSS en su momento. Este hecho condiciona enormemente su política y le impide llevar a cabo las acciones que verdaderamente desearía. En el caso de la situación actual, de tener el Kremlin el poder que tuvo la URSS, Rusia invadiría Ucrania como en su momento los soviéticos invadieron Afganistán. Sin embargo, el declive que sufre Rusia desde hace décadas sólo le permite promover la inestabilidad para evitar que Georgia y Ucrania puedan ejercer el derecho que les otorga el art. 10 del Tratado de Washington de 1949: integrarse en la Alianza Atlántico como lo han hecho otras nacione que han estado en su órbita.

Para concluir este artículo sólo nos queda plantear qué opciones pueden darse en las próximas semanas. El primer escenario pasaría por un reconocimiento de los dos territorios de Ucrania Oriental que están protegidos por Rusia y que actúan desde 2014 como repúblicas independientes de facto. Desde el Dombás, y usando la cobertura que le dan los rebeldes para camuflar a las tropas federales, Moscú podría intentar incrementar el territorio de estas dos repúblicas. Este hecho, además de desestabilizar a Ucrania, impediría que fuera aceptada en la OTAN, repitiendo una técnica que ya usó en 2008 en Georgia. El segundo escenario es un ataque de falsa bandera lanzado desde la triple frontera (Bielorrusia, Rusia y Ucrania) hacia el área metropolitana de Kiev. Esta segunda opción sería la más complicada y arriesgada ya que tendría consecuencias para todo el país. La tercera opción sería un ataque desde Crimea hacia el arco de territorio que va desde Mariupol hasta la desembocadura del Dnieper. Tampoco resulta descartable una combinación de los tres escenarios, pero eso implicaría una situación abiertamente de guerra lo que quizás no interese a Moscú.

Conviene recordar lo que ocurrió en 1938 al primer ministro británico Neville Chamberlain cuando vendió como una victoria la cesión de los Sudetes que hizo a Hitler para evitar una guerra con Alemania. En el momento de su llegada a Londres Winston Churchill le advirtió de que había elegido deshonor para evitar la guerra, pero que en poco tiempo tendría guerra con deshonor. Esperemos que la historia no se repita.

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