Tribuna

Juan José Sánchez

Secretario provincial del Sindicato de Enfermería

Una enfermera en cada centro

Si en algo coinciden todas las madres y padres cuando se les pregunta sobre el mayor deseo, es que quieren ver a sus hijos crecer física y emocionalmente sanos

Una enfermera en cada centro Una enfermera en cada centro

Una enfermera en cada centro

Crecer sano. Si en algo coinciden todas las madres y padres cuando se les pregunta sobre su mayor deseo es que quieren ver a sus hijos e hijas como se convierten en unos adultos física y emocionalmente sanos. Quieren lo mejor para ellos y ellas y, por eso, desean que, a lo largo de su etapa escolar, reciban una óptima formación y también que sean atendidos y cuidados si tienen necesidades sanitarias y que adquieran los valores, pautas de conducta y hábitos de vida que les ayuden a desarrollarse en las mejores condiciones posibles.

Se trata de un deseo que une, no solo a las madres y padres, sino también a todos aquellos profesionales que trabajan, dentro de sus respectivos ámbitos de competencia, en atender de la mejor manera posible las necesidades de niños, niñas y jóvenes. Es el caso de los profesores y también de las enfermeras y enfermeros.

La prioridad de unos y otros es el alumno, de ahí que hayan decidido sumar fuerzas, a través de la Plataforma de Enfermera Escolar, integrada por el Sindicato de Enfermería (Satse), el Foro Español de Pacientes (FEP), el Sindicato Independiente de la Enseñanza Pública (ANPE) y la Federación Española de Diabetes (FEDE), y demandar de manera conjunta la implantación generalizada de una enfermera o enfermero en los centros educativos de Andalucía.

El objetivo no es otro que dar respuesta a las necesidades sanitarias y de cuidados de todos los alumnos y alumnas y desempeñar una tarea formativa de prevención y promoción de hábitos de vida saludable.

La enfermera escolar no es algo nuevo. Surgió a finales del siglo XIX y está plenamente consolidada en países como el Reino Unido, Francia o Estados Unidos, pero, lamentablemente, su presencia es muy escasa aún en el nuestro. Además, no existe una regulación clara ni uniforme al respecto, lo que ha llevado a que cada comunidad autónoma haya enfocado la atención sanitaria de sus alumnos y alumnas de manera diferente.

Mientras las distintas administraciones sanitarias públicas siguen mirando "hacia otro lado" con la excusa de que los niños, niñas y jóvenes son una "población sana", numerosos estudios y encuestas nos advierten de la necesidad de priorizar la educación en salud en edades tempranas para fomentar conductas y hábitos que eviten, por ejemplo, la obesidad o futuros consumos de tabaco, cannabis, alcohol y otras sustancias estupefacientes, así como embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual en adolescentes.

De igual manera, la necesidad de atención continuada a los crecientes problemas de salud crónicos en los niños y niñas, como asma, alergias, diabetes o epilepsia, entre otros, exige la prestación de cuidados enfermeros en el entorno escolar donde, no lo olvidemos, pasan la mayoría de su tiempo en esa etapa de su vida.

El problema es que, al no contar con una enfermera o enfermero en el centro educativo, los padres y madres viven su día a día con una gran intranquilidad porque ven que no está asegurada la atención sanitaria y cuidados de sus hijos e hijas durante el horario escolar. Se ven obligados, en muchas ocasiones, a reducir su jornada laboral e, incluso, a dejar su trabajo para poder atenderlos.

De manera paralela, a los docentes y otro personal de los centros educativos de Andalucía se les impone la responsabilidad de proporcionar una atención sanitaria para la cual no están formados ni tienen competencias.

Esta es la realidad de las aulas y la de los hogares que hay que cambiar. Con este objetivo, padres y madres, profesorado y enfermeras y enfermeros vamos a seguir exigiendo, desde la Plataforma de Enfermera Escolar, que se adopte una medida que, además, tiene un coste "iririsorio" si se compara con todo el dinero que se puede ahorrar en actuaciones sanitarias futuras. Hablamos de unos 18 euros por habitante al año.

La salud de los niños, niñas y jóvenes es nuestra tranquilidad y, por ello, volveremos a llamar las puertas de los responsables de las Consejerías de Sanidad y Educación, de los partidos políticos y de otras instituciones, para que el próximo curso escolar se inicie un camino de no retorno en beneficio de todos y todas.

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