La hasta ahora coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, renuncia a seguir liderando el partido. La razón es su desencuentro con el ex president Carles Puigdemont, que ya no cuenta con ella: "No puede ser que no tenga la confianza de Puigdemont". Lo reconoció ayer en Barcelona, donde se celebra la Asamblea Nacional del PDeCAT, y que será la última de Pascal al frente de la antigua Convergència, después de días de presiones del sector crítico y del propio Puigdemont.

La dirigente nacionalista compareció arropada por el grueso de dirigentes que la acompañaban en la dirección ejecutiva -entre ellos David Bonvehí, que se perfila como próximo presidente del PDeCAT-, pero también por los hombres fuertes del partido en Madrid, Carles Campuzano y Jordi Xuclà. "Queremos un partido grande, donde todos sumen, donde no sobre absolutamente nadie. Pero es evidente que la coordinadora general del PDeCAT no puede ser que no tenga la confianza del presidente Carles Puigdemont. Y yo no la tengo, como es evidente", sentenció Pascal, que intentó pactar con los críticos hasta última hora de la tarde de ayer.

Pascal, que asumió la coordinación general del PDeCAT hace justo dos años, en el congreso fundacional del partido heredero de Convergència, aseguró que seguirá siendo "fiel al partido" que se lo ha "dado todo" en su trayectoria política. En ese momento le "encargaron hacer un partido modélico y ejemplar" y, pese a las "muchas dificultades", se mostró "muy orgullosa del trabajo hecho".

La segunda jornada del cónclave donde el independentismo de derechas debe decidir su futuro también sirvió para impulsar la entrada del PDeCAT a la Crida Nacional per la República de Carles Puigdemont, la nueva plataforma impulsada por el ex president. Esta decisión parte de una enmienda aprobada por unanimidad en el plenario y sugerida por los ex consellers presos. Se creará una comisión para elaborar un acuerdo de adhesión y de garantizar una actuación política cohesionada.

El texto lo defendió el portavoz de JxCAT, Albert Batet, próximo a Carles Puigdemont -quien le delegó el voto para el cónclave, al igual que el empresario y colaborador del ex president Josep Maria Matamala- y recoge la voluntad de los presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, además del ex conselleren Bélgica Lluís Puig. Batet apeló al "espíritu fundacional de Convergència" para impulsar ahora la Crida como movimiento aglutinador del soberanismo catalán.