Turismo

César Pérez Araque: Un hombre cinco estrellas

  • Defensor de la cultura, especialmente de la tradición malagueña, acude a la cita en el chiringuito El Espeto

Juan Luis Pinto,  César Pérez y   Rodolfo Paniagua, ‘Fito’ en el chiringuito  El Espeto.

Juan Luis Pinto, César Pérez y Rodolfo Paniagua, ‘Fito’ en el chiringuito El Espeto. / Paco Menjivar

Hoy he tenido la suerte de realizar un encuentro muy especial, con una persona que conozco de años, colega del mundo del turismo, malagueño de adopción y un defensor a ultranza de la cultura, especialmente la tradicional malagueña. Un hombre que ha ayudado a refrendar a propios, pero especialmente a extraños, la evolución-evolución de nuestra ciudad. Desde su atalaya del Hotel Vincci Posada del Patio, todo un lujo de cinco estrellas, como nuestro invitado.

El restaurante: Chiringuito El Espeto

A pesar de lo avanzado que estábamos del mes de octubre, el día se nos presentó luminoso y cálido, muy cálido, como fue la recepción de Rodolfo Paniagua, Fito para los amigos. Este zamorano, afincado en Málaga desde hace más de 40 años, es un profesional de reconocido prestigio.

Sentimos no poder saludar personalmente a Francisco Luque, propietario, jefe de cocina y otros manejos culinarios del restaurante El Espeto, del paseo marítimo de Los Álamos, unos de los lugares de referencia de la costa, con una gastronomía mediterránea al cien por cien, todo elaborado a base de productos de primera calidad de la bahía.

Un equipo de diez personas atienden el cuidado servicio de este establecimiento. Ahora les cuento.

El invitado

La ocasión para realizar este encuentro no podía ser más especial, ya que dentro de unos días, este madrileño, malagueño de adopción, regresa de nuevo a su Madrid natal. “Me da mucha pena marcharme de Málaga (silencio), pero nuestra vida está llena de etapas y ahora me toca iniciar una nueva”. Le pregunté por su evolución desde que llegó a Málaga hace para 24 años. “He tenido la suerte de aperturar diversos hoteles en Málaga.

Cesar Pérez Araque. Cesar Pérez Araque.

Cesar Pérez Araque. / Paco Menjivar

El Tryp Alameda, aunque antes casi reinauguré el Guadalmar ya que se le hizo una reforma de arriba abajo. Luego el Proamar en Torre del Mar y más tarde el Vincci Málaga.” Y luego el hotel emblemático de Málaga. “Así es, luego tuve la suerte de abrir el primer hotel de cinco estrellas de nuestra ciudad: Vincci Posada del Patio”. Después se abriría el hotel Miramar, otro cinco estrellas. “Cierto. Y Málaga debe tener más hoteles de cinco estrellas. Tiene calidad, categoría de ciudad y capacidad para ello”.

Pero, ¿no crees que la ciudad está un tanto saturada? “La realidad es que en la actualidad todo va mucho más rápido que la legislación, las propias estructuras de la ciudad. Pero, sí, la clave está en planificar y sobre todo saber exactamente el peso que soporta el centro de la ciudad. Sería una pena que el centro histórico acabase como un decorado. Estamos a tiempo de todo. En Málaga hay grandes profesionales en las áreas de turismo. Debemos esforzarnos por traer más calidad que cantidad”.

Si observamos la trayectoria, especialmente del hotel Vincci Posada del Patio, desde su apertura ha aportado muchísimo a la ciudad. “Los hoteles deben estar implicados con la ciudad y sus habitantes. Antes de vender el hotel hay que vender la ciudad. Y esa es nuestra filosofía de empresa”.

Veo que hablas con verdadera pasión de tu trabajo. “No puede ser de otra manera. Mi trabajo es para mí el más bonito del mundo. Desde el hotel hemos desarrollado un programa de gastronomía local. Nuestra gastronomía es rica, tradicional y variada. Lo tiene todo. Somos sede de la Sociedad Geográfica Española, tenemos continuamente exposiciones de artistas de relevancia”. Eso al margen de los ciclos de conferencias, y como no, la riqueza dejada al descubierto de la muralla de la ciudad.

Por algo te tienen puesto un curioso sobrenombre. “(Risas) Sí, me dicen “el guardián de la Muralla”, en referencia a la muralla romana-árabe que hay a la entrada del hotel, y a que justo al lado tengo ubicado mi despacho”.

O sea, que trabajas en el día a día rodeado de algo único. “Desde luego, es todo un privilegio. Aunque me da un poco de pena que muchísimos malagueños no sepan que tenemos en un magnífico estado de conservación una muralla del siglo IV. Los visitantes que se alojan en el hotel se quedan maravillados con el tesoro que tenemos en el subsuelo”. 

Háblame de tu etapa como docente que alternas con la dirección del hotel. “Bueno, por desgracia cada vez ha sido menor, pero sí, he colaborado con las universidades de Málaga, Sevilla y Madrid”.

Y les has explicado a los alumnos que el cliente siempre tiene razón. “(Silencio) Es que el cliente no siempre tiene razón. Como persona que es, antes que cliente, se le pueden explicar las cosas y este entenderlas. Por supuesto, cuando tienen razón se les da inmediatamente. Pero hacerlo siempre sería tratarlos como tontos. Ya sabes aquello de darle la razón como a los...”.

Sabia reflexión de una persona que lleva toda la vida atendiendo a personas de todos los lugares del mundo. Si yo te digo gazpachuelo… “(Silencio) Pues, aparte de ser de las primeras comidas que amé de esta tierra, te diría reunión, amigos, movimiento asociativo de la ciudad. Cuando llegué a Málaga tuve la suerte de conocer a gente de la peña El Sombrero. Participé en numerosas comidas de sus famosos miércoles gastronómicos. Más tarde me integré en la asociación El gazpachuelo. Ahí me sentí desde el principio como un malagueño más. Como lo que soy.”

"Sería una pena que el centro histórico acabase como un decorado. Estamos a tiempo"

Pero tu acento no ha variado nada. “(Risas) Es cierto, a pesar de los más de 23 años que llevo aquí continúo con mi acento llamémosle castellano. Pero creo que lo que realmente importa es lo que llevo en el corazón”.

De eso no me cabe la menor duda. Y antes de pasar a la comida le hice referencia a una distinción que recibió hace tan solo unos días por parte de un numeroso grupo de empresas de nuestra ciudad, a modo de agradecimiento y despedida, o, mejor, un hasta luego.

Todo ello organizado y capitaneado por el Sponsorteam de Unicaja baloncesto. “Me emocioné muchísimo y estoy muy agradecido al gesto del club. Es lo mejor que me puedo llevar, el reconocimiento por haberte comportado como persona. Dejo un montón de amigos. En otros lados donde he estado también: colecciono amigos”. Y continuamos con la comida.

La comida

El día estaba, como decía al principio, de primavera. Un sol que calentaba lo justo, sin agobios, y la atmósfera relajada del restaurante, invitaban a la charla y a la comida.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

Y pronto se puso Fito manos a la obra, descorchando una botella, en su punto de frío, de Tarima Mediterráneo, un vino blanco alicantino realmente bueno. Una ensalada de ventresca preparada con mimo abrió la mesa, para continuar con unos salmonetes de la Caleta de Vélez sencillamente extraordinarios.

Le pregunté a César si en su mente habría cabido otra profesión que la que tanto ama. “Sí, me hubiese gustado ser biólogo. Me encanta el medio ambiente. Me meto en un jardín o en el monte y se me pasan las horas sin sentir. El destino ha querido que tenga la suerte de trabajar en una empresa que defiende el medio ambiente, la naturaleza y la ayuda social”.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

De hecho es la tarea que vas a realizar ahora en Madrid. “Así es, entre otras funciones. De nuevo voy a hacer lo que más me gusta”. Tras poner un poco más del fresco y aromático vino, Fito nos sirvió un pulpo a la brasa que estaba riquísimo.

Y le pregunté por lo que más le ha gustado en sus años de estancia en Málaga. “Muchas cosas, pero sobre todo tener la suerte de vivir en primera persona la evolución que hemos tenido en los últimos quince o veinte años. Algo espectacular. Donde uno también ha puesto su granito de arena”. Así es, uno no, han sido numerosos esos granos de arena que ha puesto nuestro invitado de hoy. Un hombre vinculado al cien por cien con la ciudad.

Para cerrar mesa Fito nos sorprendió con una magnífica ventresca de atún a la parrilla, y para maridarla descorchamos una botella de Cuatro Pasos, selección de bodegas Lara. Muy acertado.

El postre. El postre.

El postre.

El colofón final fue una selección de frutas de temporada, de la Axarquía compuesta de chirimoya, mango y piña. Nuestro agradecimiento al equipo de El Espeto en el nombre de su jefe de sala Fito.

Para despedir a nuestro invitado le pedí un mensaje para los amigos que deja aquí. “(Silencio) Pues quiero decir que me marcho pero dejo un pie aquí puesto. Es una sensación agridulce. Espero volver pronto, pero cuando uno tiene amigos de verdad, cuando uno vuelve a verlos no se nota el tiempo que haya transcurrido. Y en Madrid tenéis todos un amigo”. Pues ya los saben, un hijo adoptivo que regresa a su tierra natal, pero que seguro que regresará muy pronto. Hasta siempre César.

Los vinos

Blanco: Tarima Mediterráneo

Magnífico vino de la D. O. Alicante, concretamente de las bodegas Volver. Su nombre le viene como anillo al dedo, pues mediterráneos son los aromas que desprende este vino aromático, hecho a base de uva moscatel y merseguera. Maridó a la perfección con nuestra selección gastronómica.

Tinto: Cuatro pasos

Otro vino con el sello especial de Martin Codax. Este, bajo la D. O. del Bierzo es un vino con recuerdos de frutos rojos y gran intensidad aromática que lo hacen muy agradable.

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Bodegas Lara Bodegas Lara

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