Personajes con sabor

Diego Montañés: cardiólogo, humanista... ángel de la guarda

  • Ha dividido su vida entre la consulta y las canchas de baloncesto, siempre cuidando corazones

  • Acude a nuestra cita en el Mesón Antonio

Diego Montañés: cardiólogo, humanista... ángel de la guarda

Diego Montañés: cardiólogo, humanista... ángel de la guarda / Paco Menjivar

El encuentro de hoy viene cargado de sentimientos, de humanismo, del gran humanismo que encierra nuestro invitado. Diego Montañés, un hombre grande, por dentro y por fuera. Un ser que atesora una carga enorme de sentimientos. Nada mejor que una persona así para abrazar la medicina, vivirla cada segundo y entregar su vida a ella, hasta convertirse en un verdadero ángel de la guarda. Cuando escribo esta crónica está a tan solo unas horas de recibir el título de Médico Honorario del Ilustre Colegio de Médicos de Málaga. Como decía, toda una vida de dedicación a los demás. Enhorabuena don Diego.

El RESTAURANTE

Y quiso el destino que este encuentro se realizase en un lugar muy familiar para nuestro invitado, el Mesón Antonio de la calle Fernando de Lesseps, ya saben, ese callejón chiquitito que hay al final de calle Nueva. Un restaurante conocido por malagueños de varias generaciones, un lugar entrañable y acogedor que invita a la comida y a la tertulia. Justo en esa zona es donde pasó su juventud Diego Montañés, hijo de una saga de joyeros con varios establecimientos en la misma calle Nueva. Ahora comprenderán lo especial del encuentro en ese restaurante. Ahí estaba, exultante Raúl Viñolo, gerente y coordinador general, esperando a tan especial invitado. Él personalmente se encargaría más tarde de presentarnos su recorrido gastronómico ayudado eso sí por María, mientras que de la cocina se encargaba Alberto Repiso. Toda una experiencia que ahora les narraré.

EL INVITADO

Diego Montañés Diego Montañés

Diego Montañés / Paco Menjivar

Llegaba Diego Montañés con la sonrisa como siempre dibujada en su rostro aunque no pudo ocultar cierto rictus de tristeza cuando le pregunté por su situación actual.

“Estoy magnifico, muy bien, aunque eso de que me hayan dejado en segunda línea lo llevo muy mal. Me encuentro perfectamente para poder seguir ejerciendo un montón de años más. Con sesenta y siete años estamos capacitados para atender enfermos, impartir clases y muchas cosas más”. Pues sí, es algo latente en la sociedad actual. Determinados profesionales no deberían dejar su actividad por causa exclusiva de la edad, es una forma de desperdiciar conocimientos y experiencia. ”Yo amo mi trabajo con todo mi corazón, desde que comencé a estudiar. El médico deber ser vocacional. La medicina es la profesión más humanista que conozco, y dentro de ella, la cardiología, la mejor especialidad. Claro, siempre desde mi punto de vista (risas)”.

Es el doctor Montañés una persona tranquila y reflexiva, pero no puede evitar cierto ardor y entusiasmo cuando habla de su profesión. Pero su vida ha estado también muy relacionada con el mundo del deporte, especialmente del baloncesto, ya que está vinculado de hace más de cuarenta años, primero con el Caja de Ronda y posteriormente con el Baloncesto Unicaja, equipo en el que sigue hoy en día. “Efectivamente, por suerte de eso no me he jubilado (risas). Aunque mi deporte era el fútbol y llegué a jugar en tercera división con el Deportivo Granada en mi época universitaria, por mi relación anterior con Maristas, en cuyo colegio estudié, hicieron que me vinculase, ya como profesional, al mundo del baloncesto. Y hasta hoy”. Debe ser muy duro eso de estar en un banquillo, sufriendo como un miembro más del equipo. “Mira, he estado con más de una treintena de entrenadores, pero el médico debe abstraerse, no puede vivir cada partido como un jugador. Debe estar centrado en su trabajo. Eso lo da la experiencia, los años.”

Y le pregunté por algún entrenador que le hubiese resultado un tanto especial. Después de unos instantes de reflexión me responde: “ Fíjate que he estado con entrenadores de lo mejor de nuestro baloncesto, Guardiola, Alfonso Queipo, Martín Urbano, Imbroda, Scariolo, Joan Plaza, y no quiero nombrar más porque seguro que me dejo unos cuantos atrás, pero Ignacio Pinedo dejó en mí una huella que no olvido. Y cosas, del destino, murió en una pista de baloncesto y precisamente de un infarto”.

La verdad es que cuando uno ve la presión a la que está sometido un entrenador, esas jugadas a falta de segundos para acabar el partido, donde se juegan todo o nada. “Eso es lo que más me preocupa. El entrenador soporta una presión increíble. Los jugadores expulsan la presión en el campo, con el juego en sí, pero el entrenador… es muy duro, pero muy apasionante “. Como apasionante es oír hablar a Diego Montañés.

Y me interesé como está Málaga con respecto a las enfermedades del corazón. “En líneas generales bastante bien. Málaga se podría considerar, por sus costumbres, su gastronomía, una ciudad cardiosaludable”. Pues es una buena noticia. “No hay que obsesionarse, hay que ser moderado para todo y sobre todo procurar ser feliz, de ese modo enfermamos menos”.

El médico es una especie de ángel de la guarda, como a mí me gusta denominarlos, le pregunte.” (Risas) No sé si somos ángeles de la guarda, pero somos muy importantes y nuestra actitud con los pacientes algo esencial.

Siempre digo a los alumnos, en seminarios y en clase, que a los enfermos hay que tocarlos, que sientan nuestra presencia, darles ánimos. Tienen miedo y están en muchos casos angustiados. Hay que darles confianza y mucho cariño. Nunca le he ocultado la verdad a un paciente, aunque fuese un caso terminal, pero siempre le he dado una salida”. Queda claro que hay que estar hecho de una pasta especial para ejercer una profesión tan indispensable para el ser humano. Y me cerró está parte de nuestro encuentro con esta reflexión que me la guardo para siempre. “El médico tiene que curar, pero si no puede, tiene que aliviar y si ya no hay nada que hacer, tiene que consolar..” Ya lo decía en la presentación, un humanista vocacional..

LA COMIDA

Uno de los platos Uno de los platos

Uno de los platos

Para un encuentro de estas características el restaurante no iba a ser menos, y nos sorprendió Raúl, con un plato de jamón ibérico de quitar el sueño, y acompañado con una copa de fino Tío Pepe a la temperatura apropiada, toda una selección de bodegas Lara que nos hizo disfrutar sobremanera. Y justo después, una ensalada malagueña que recibió todos los piropos por parte de nuestro invitado.

Uno de los platos Uno de los platos

Uno de los platos

Extraordinaria y didáctica la explicación con que nos regaló Raúl sobre la confección de tan sabroso plato. Y continuamos con nuestra charla. Le pregunté por cómo está la medicina en la actualidad, a pie de calle, los conflictos a veces con los médicos, especialmente en las urgencias. “Yo he sido siempre muy feliz trabajando, y hace años no ocurrían las cosas que ahora. Siento una enorme tristeza cada vez que agreden a un médico o a un profesional de la medicina de cualquier función. De todas maneras, pienso que hay mucha más gente buena que mala. Este tipo de hechos quedan como casos aislados, aunque lógicamente, son muy sonados.” Y si estuviese en tus manos cambiar algo. “Quitaría los ordenadores de las consultas. El médico no debe estar atendiendo a un enfermo a la vez que rellena informes o cualquier otro documento. Eso lo deshumaniza todo”.

Uno de los platos Uno de los platos

Uno de los platos

Un plato de boquerones en manojos y una magnifica porra antequerana nos hicieron volver a la comida. El descorche de una botella de tinto Payoya Negra, magnífico vino de Ronda, nos hizo disfrutar del riquísimo rabo de toro, -especialidad de la casa que no se deben perder-, hasta el final de la comida. Unas porciones de sandía fresca y una selección de pastelería de la casa, cerraron una comida que, por supuesto, repetiremos.

Felicidades a Raúl Viñolo y su equipo. El éxito está garantizado. Y para despedirme de nuestro invitado le pregunté por un deseo. "Que mis hijos sean muy felices y triunfen en la vida, en sus respectivas profesiones". De este modo nos despedimos de Diego Montañés, medico cardiólogo de profesión; ángel de la guarda de vocación.

LOS VINOS

Blanco: Fino Tío Pepe.

La mejor opción para combinar con un buen jamón, tal y como hicimos nosotros en esta ocasión.

Tinto. Payoya Negra.

Extraordinario vino de Ronda que maridó a la perfección con el no menos extraordinario rabo de toro que degustamos. Un vino profundo y equilibrado que no deja a nadie indiferente. Muy recomendable. Otro acierto de selección de bodegas Lara.

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