Los altercados que se han padecido durante los últimos fines de semana, sobre todo en la zona centro de la ciudad, parece que han sido la gota que ha rebosado la paciencia de los responsables municipales que han decidido tomar medidas en el asunto. El alcalde de la Ronda, Antonio Marín Lara, anunció ayer la resolución por la cual se ordenaba el cierre por el plazo de dos años del pub Western, situado en la céntrica calle Molino, cuyos vecinos habían denunciado en innumerables ocasiones las molestias que sufrían las noches del fin de semana.

Esta medida, según el primer edil, se ha tomado para "salvaguardar el interés general y el descanso de los vecinos, además de por el incumplimiento de la legislación por parte de los locales afectados según los informes realizados por los técnicos municipales y las reiteradas denuncias". En el caso de este pub se ha trasladado el asunto al Ministerio Fiscal ya que esta decisión se produce tras haber sido sancionado en diversas ocasiones con importantes cuantías económicas.

Otro local afectado se sitúa a poca distancia del primero y se ha decretado la suspensión de su licencia. Se trata del pub El Sarao, situado en la calle El Niño.

Por último se ha realizado una propuesta de multa y una advertencia a otros cuatro locales situados en diversos puntos de la ciudad, dos de ellos en el centro, otro en la plaza de Los Descalzos y un último en el barrio de San Francisco. Según Marín Lara, se trata de un "aviso serio de la Alcaldía que no va a permitir que se incumplan horarios, la normativa sobre el acceso de menores o la de ruidos". Aseguró que "no voy a dudar en usar todas las armas legales al alcance de esta Alcaldía para no permitir que se incumpla la normativa".

En las últimas semanas vecinos de la zona centro habían hecho público su profundo malestar y habían llegado a denunciar ante las autoridades los daños que se habían encontrado en el mobiliario urbano y en sus vehículos en las calles donde se ubican algunos de estos locales de ocio. Algunas peleas, con detenciones de algunos implicados, ruidos a altas horas de la noche y otras molestias típicas de las noches de movida en la ciudad parecían haberse incrementado durante las noches, especialmente del viernes y el sábado, lo que para el alcalde rondeño, "ha sido la gota de agua que ha rebasado el vaso". La vigilancia policial también se había incrementado en los últimos tiempos ante los numerosos problemas que se estaban denunciando aunque, según señalaban fuentes policiales, era muy complicado poner fin a sucesos como los actos vandálicos en los coches y en el mobiliario urbano ya que para poder realizar alguna detención hay que coger a las personas que lo ocasionen en pleno acto y, en cualquier caso, es complicado que la sanción sea mayor que una pequeña cantidad económica. Con respecto a las multas a las que se enfrentan los locales que no han sido obligados a cesar su actividad, las cifras dependen de la gravedad de la infracción estando entre los 600 euros y los 3.000 euros, sanciones que en algunos casos, se han impuesto en reiteradas ocasiones sin que haya tenido el fruto deseado.