La lucha comenzó en 2003. Un grupo de unos 50 vecinos de un paraje rural del Valle de Abdalajís llevan cinco meses con los contadores de agua para sus viviendas puestos y sin poder abrir el grifo de sus casas y que salga el preciado elemento.

Ahora, 12 años después, cuando ya pensaban que su lucha había llegado al final y por fin podrían dejar de depender de cubas del agua, no entienden que la Administración siga sin resolver la burocracia para que el agua, una vez concluidas las obras para la instalación de las correspondientes conducciones y los sistemas de control, fluya por las tuberías y en este paraje puedan decir que ya tienen agua. Además, entre los afectados se encuentran varias ganaderías en las que, llegado el verano y la época seca, la falta de agua supone un problema todavía mayor que para las viviendas, al tener los animales unas mayores necesidades.

Los vecinos no entienden los motivos para que se esté produciendo este retraso en la firma del convenio entre el Ayuntamiento del Valle de Abdalajís, Agua de los Verdiales y Emasa, una incomprensión que también expresa el regidor del municipio, Víctor Manuel Castillo. "No entendemos qué ocurre, ya hemos tenido varias reuniones y al final siempre se expone algún motivo para no firmar", explica el alcalde.

Además, el Consistorio tampoco entiende que puedan existir problemas con el convenio, ya que han sido las propia suministradoras de agua las encargadas de su redacción por lo que, tras el visto bueno de los servicios jurídicos municipales "solo hace falta firmarlo", afirma Castillo.

Por su parte, Antonio Bravo, uno de los vecinos implicados y que ejerce de portavoz, también lamenta que se esté produciendo este retraso "inexplicable" una vez que el Ayuntamiento del Valle de Abdalajís ha concedido su visto bueno al documento preparado para que sea posible realizar el enganche del agua.

Mientras tanto, desde los vecinos reclaman una solución inmediata para este tema, al considerar que ya no hay motivos para alargar la llegada del agua. Además, esperan que los retrasos que se están produciendo no tengan ningún tipo de relación con cuestiones políticas.

Este asunto ha generado durante los años de reivindicación diferentes acciones de protesta, entre ellos, varios encierros y huelgas de hambre de los vecinos para denunciar la situación que estaban padeciendo.