Despoblación

Jubrique, la paz de 559 habitantes

  • Los vecinos que han vuelto resaltan las ventajas de vivir en un pueblo pequeño

  • Reclaman mejores comunicaciones y un apoyo real de las administraciones

Ramona Ruiz mientras lee un libro en la plaza de Jubrique

Ramona Ruiz mientras lee un libro en la plaza de Jubrique / Javier Flores (Jubrique)

La calidad de vida o la tranquilidad son dos de los aspectos que más destacan los vecinos de Jubrique, al tiempo que reconocen que hay pocas oportunidades para los más jóvenes, lo que hace que muchos de ellos terminen en Marbella o Estepona trabajando, aunque los fines de semana suelen regresar a su pueblo.

Mientras tanto, en el municipio son las castañas las principales generadoras de riqueza, aunque también el turismo aporta una parte a la economía local, en especial, durante los fines de semana. Un relato en el que coinciden en la mayoría de los bares del pueblo, en los que reina la tranquilidad durante la semana, siendo los vecinos del municipio los principales clientes. No obstante, también se pueden ver algunos turistas por sus calles y en las terrazas, atraídos por la belleza de su casco urbano, lleno de callejuelas, y el rico valor natural que les rodea, lo que hace que sea un lugar propicio para realizar diferentes rutas de senderismo.

A pesar de la pérdida de población que están teniendo estas pequeñas localidades, también hay casos de vecinos que han dejado la vida en las ciudades para regresar o instalarse en este municipio, como son Eva Torres, Vanessa, Antonia Puertas o Lidia Ruiz, tres mujeres que han cambiado el asfalto y los centros comerciales por la tranquilidad y la naturaleza.

Vecinos de Jubrique en un bar situado a la entrada de la localidad Vecinos de Jubrique en un bar situado a la entrada de la localidad

Vecinos de Jubrique en un bar situado a la entrada de la localidad / Javier Flores (Jubrique)

En el caso de Lidia Ruiz y Eva Torres, ambas optaron por instalarse en la localidad y ponerse al frente de sendos bares en el municipio. Lidia también cuenta con una pequeña tienda, al tiempo que asegura que es necesario más visitantes o vecinos para que todos los bares puedan funcionar.Por su parte, Eva asegura que tras la vuelta al municipio le costó acostumbrarse, aunque ahora se muestra satisfecha de la decisión que tomó.

También Antonia Puertas regresó de Marbella para ponerse al frente de un bar en Jubrique, aunque ella está pensando el volverse a la ciudad, en la que sigue residiendo su marido por motivos de trabajo. No obstante, se encuentra con el obstáculo de sus hijos, y es que dos de ellos se niegan a volver, en especial, el pequeño de 12 años, que prefiere seguir yendo a clase al instituto de Algatocín y durante las tardes poder tener la libertad de salir con sus amigos sin necesidad de restricciones por parte de sus padres.

Vanessa cambia Algeciras por Jubrique en busca de calidad de vida / JAVIER FLORES

Mientras tanto, Vanessa, decidió trasladarse con su pareja a Jubrique para formar una familia, ya que, tras pasar 13 años en Algeciras, cree que es mucho mejor que sus hijos puedan crecer “con las puertas abiertas y jugando en la calle”. En su caso, los mayores del municipio se convirtieron en su oportunidad de trabajo, ya que se dedica a su cuidado.

Vecinas conversan en una calle de Jubrique Vecinas conversan en una calle de Jubrique

Vecinas conversan en una calle de Jubrique / Javier Flores (Jubrique)

Eso sí, muchos reconocen en la localidad que para los más jóvenes no son muchas las opciones de ocio que existen, aunque siempre existen soluciones. “Estamos cerca de la costa y hasta de Cádiz, con el coche es fácil moverse”. Otros no lo echan ni en falta, ya que creen que se puede suplir con otras actividades que no tengan que ser necesariamente salir por las noches.

Entre los vecinos del pueblo también se encuentran algunas de las profesoras del colegio, como Elena y María, ambas residentes en la capital, y que también han sido adaptarse a la vida en un pequeño municipio, del que aprecian especialmente la relación entre los vecinos, el saludar a todo el mundo y poder pararse, simplemente, a conversar, algo que no ocurre ya en las ciudades. Es un aspecto que también elogian otros vecinos de la localidad que han estado viviendo en ciudades, la relación existente entre los vecinos. Coinciden en este aspecto con la opinión en varios corrillos que hay en las calles, señalando que “en una ciudad es impensable estos momentos de conversación”.

Vecinos pasean por el municipio Vecinos pasean por el municipio

Vecinos pasean por el municipio / Javier Flores (Jubrique)

En cuanto a las medidas para poder potenciar estas localidades, muchos coinciden en la necesidad de mejorar las comunicaciones y poder tener mayores opciones de aprovechar los recursos que ofrece el monte que les rodea.

De hecho, varios vecinos recuerdan al ser preguntados que en la localidad había una gran cantidad de aserraderos en los que se aprovechaban los recursos del monte, aunque en la actualidad solo existe un aserradero. De hecho, en el camino hacia Jubrique todavía se conservan las instalaciones de la cooperativa maderera de la zona que cerró sus puertas.

Además, también reclaman una mayor promoción para poder dar a conocer los muchos atractivos que tiene la zona para el turismo.

Eva Torres en su bar Eva Torres en su bar

Eva Torres en su bar / Javier Flores (Jubrique)

De igual modo, resaltan que se trata de un municipio en el que hay servicios como sanidad, farmacia y oficina bancaria, “algo que no pueden decir todos los municipios”, resaltan.

Otros aseguran que es necesario el apoyo de las administraciones para ayudar a los pequeños municipios, al tiempo que recuerdan la existencia de muchas viviendas vacías, por lo que podría impulsarse acciones para su uso. Precisamente, en sus calles pueden verse algunas de estas viviendas con el cartel que anuncia que están en venta.

Antonia Caba, vecina de Jubrique / JAVIER FLORES

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