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Trasladan a una residencia al anciano que vivía en una caseta de un pozo

  • El Ayuntamiento asumirá el coste de su plaza tras hasta obtener una fija dentro del programa de exclusión social

Trasladan a una residencia al anciano que vivía en una caseta  de un pozo

Trasladan a una residencia al anciano que vivía en una caseta de un pozo / Javier Flores

Alonso, el anciano de 77 años que llevada siete meses viviendo en una caseta de un pozo, ya tiene hogar en una residencia. Así lo confirmó ayer el delegado municipal de Asuntos Sociales, Álvaro Carreño, y el núcleo de personas que han estado este tiempo ayudándole en esta difícil situación. "Alonso ya está en la residencia y se quedó muy contento", explicó una de estas personas, que se mostró muy satisfecha de haber podido conseguir que al final haya podido abandonar la situación en la que se encontraba, viviendo junto a una carretera en una caseta sin ningún tipo de acondicionamiento de vivienda y tampoco con suministros básicos como el agua o la electricidad.

Eso sí, finalmente se ha tenido que separar de su perro, algo que al principio rechazó, pero que luego entendió que se trataba de un problema para poder hacerse cargo de su atención. No obstante, durante este tiempo el animal, gracias a la colaboración de varios rondeños y de una asociación protectora de animales, ha contado con todos los cuidados necesarios. Ahora, una de las familias en las que Alonso ha depositado su confianza durante este tipo se hizo cargo del animal.

En cuanto a la solución definitiva para este anciano, el delegado municipal de Servicios Sociales explicó que estará durante un mes en la residencia elegida mediante el programa de respiro familiar, tras lo que será este departamento el que se haga cargo del coste de su plaza hasta que obtengan una plaza definitiva mediante el programa de exclusión social de la Junta de Andalucía, un proceso que se estima que pueda durar unos tres meses.

De este modo termina de forma feliz una compleja historia en la que un reducido grupo de rondeños, con la colaboración de otros muchos, decidieron no tirar en ningún momento la toalla y tratar de ayudar a Alonso hasta que tuviese una solución para su problema de falta de vivienda. Un tiempo en el que le ayudaron no solo con alimentos, también le dieron su apoyo para renovar su documentación o volver a tramitar su pensión, además de atenderle en diferentes asuntos relacionados con la sanidad. Por su parte, en este tiempo desde Derechos Sociales también se le estuvo suministrando un menú diario de la cocina social de lunes a viernes, que los encargados del servicio le llevaban hasta la caseta. En cuanto a la posibilidad de otorgarle una vivienda, la medida no fue posible debido a la falta de disponibilidad actual.

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