Maniobra de Heimlich

Un camarero salva la vida a un cliente que se atragantaba con un trozo de lomo

  • El trabajador le practicó la maniobra de Heimlich en la venta La Butibamba de la Cala de Mijas

  • "Estaba amoratado y a punto de desamayarse. O se lo sacaba o perdería la vida. No podía respirar", relata 

Vídeo de un camarero salvando la vida a un cliente que se atragantaba con un trozo de carne

Víctor Parra estaba atendiendo en la barra cuando se percató de que un cliente se había atragantado con un trozo de carne que no podía expulsar. No se lo pensó dos veces. Le practicó la maniobra de Heimlich y terminó salvándole la vida. "Giré la cabeza y vi a un hombre -de unos 70 años- que se ahogaba y a una mujer junto a él. Me salió innato", recuerda el camarero, que asegura que el comensal estaba ya "amoratado y a punto de desmayarse". "O se lo sacaba o perdería la vida. No podía respirar", subraya.

Las cámaras de seguridad con las que cuenta la venta La Butibamba en la Cala de Mijas, donde la semana pasada ocurrieron los hechos, grabaron la secuencia, de apenas dos minutos. Las imágenes reflejan el momento en el que una mujer sostiene por detrás a un hombre para tratar de auxiliarle. El camarero, que se está preparando para optar a una plaza de la Policía Local y tiene un curso de primeros auxilios, tomó la iniciativa. Sabía cómo auxiliar a la víctima para desbloquearle las vías respiratorias.

"Yo lo único que quería era sacarle el trozo de lomo que el hombre tenía dentro y que pudiera respirar. Lo tenía muy atascado y no le salía. Su mujer no tenía fuerzas como para hacerlo", explica Víctor, que es el encargado de la venta. En un momento dado, un compañero suyo se ofreció a continuar con la técnica, pero no surtió efecto. "Vi que no lo hacía como se debía y le pedí que me dejara ponerme. Yo había visto cómo se realizaba la maniobra, pero nunca antes lo había hecho", reconoce el camarero.

"Lo único que quería era sacarle el trozo de lomo que tenía dentro y que pudiera respirar. Lo tenía muy atascado y no le salía"

Víctor se colocó detrás del individuo que se estaba atragantando. Le abrazó por la espalda con ambos brazos. En esa postura, presionaba con el puño cerrado y, con la otra, mano se cubría la primera. Apoyaba el puño sobre el abdomen y empujaba hacia el estómago. Tras varios "golpes en seco", logró que el hombre expulsara el trozo de lomo. "El hombre empezó a respirar y se recuperó poco a poco", relata.

El personal del 061 con el que el trabajador había contactado por teléfono se ofreció a desplazar una ambulancia, pero la familia consideró que ya no era necesario. Había expulsado la comida y respiraba con normalidad. De hecho, siguió almorzando.

Cuando se marcharon de la venta, la pareja se fundió en un abrazo con el camarero, que había salvado la vida del cliente. A renglón seguido, Víctor llamó, "nervioso y emocionado", a su pareja para contarle lo que había pasado. Tiene, todavía, una "sensación de bienestar consigo mismo que no se puede explicar". "He salvado una vida", expresa orgulloso, a la vez que lanza un mensaje contundente: "Todo el mundo debería reaccionar así en una situación como ésta", remacha.

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