La resistencia del otoño a llegar y la prolongación de un verano inacabable hasta este fin de semana está provocando un incertidumbre que asusta en el campo. En el ecuador de noviembre, el mes históricamente más lluvioso del año en la provincia de Málaga junto a diciembre, la ausencia total de lluvia mantiene en vilo a los agricultores que ven peligrar sus cosecha este invierno a menos que la situación cambie radicalmente en las próximas semanas.

No es que haga falta que llueva, apenas llovió en el mes de octubre y nada hasta ahora en noviembre. Es que, según Luis Méndez técnico de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Málaga, tendrían que caer al menos unos cien litros por metro cuadrado antes de que acabe el año para que no dar por pérdidas algunas producciones. "No hay que ser alarmista, pero sí es cierto que estamos en un punto crítico en el que si no empieza a llover tendremos problemas este año", advirtió.

Es periodo de siembras y la tierra está tan seca a estas alturas del año que muchos agricultores se están pensando si retrasar la plantación o arriesgarse a plantar los cultivos de la época a sabiendas de que corren el riesgo de que las cosechas se vean mermadas si continúa sin llover lo suficiente en las próximas semanas. Cultivos como el trigo, la cebada, la avena, los garbanzos, los guisantes y las habas esperan el momento más propicio para ser plantados a la espera de que la sequía y el calor dé una tregua en la provincia.

Las temperaturas sí bajarán considerablemente, pero la lluvia no tiene visos de aparecer al menos en cantidades que salven al campo de la extrema sequedad que acumula. "Sólo el buen año que tuvimos el año pasado en cuanto a las lluvias está salvando a muchos cultivos de no perderse", dijo Méndez. Pero aún así los efectos de la falta de agua se están notando ya. Sobre todo, en las producciones de los cultivos cuyas campañas de recogida ya han comenzado. Es el caso de la aceituna, que comenzó a recogerse la semana pasada, y que está perdiendo volumen. Lo mismo les está ocurriendo a los cítricos y a las hortícolas que por culpa de la sequía de este otoño "a los agricultores les está costando el dinero tener que estar regando a estas alturas".

De hecho, los agricultores de la zona del Guadalhorce tuvieron que exigir a la Junta de Andalucía a mediados de octubre que se prolongaran los riegos hasta hace apenas una semana porque los cultivos, sobre todo los hortícolas, corrían el riesgo de perderse si no recibían agua inmediatamente. El problema es que tuvieron que interrumpirse ante la necesidad de que la Delegación provincial de Medio Ambiente promoviese una obra urgente sobre parte del canal de riego y, al menos, hasta mediados de diciembre el sistema no podría estar en condiciones de volver a reanudar el riego.

Las altas temperaturas que ha habido en las últimas semanas, cinco grados por encima de lo normal para esta época del año, también ha hecho que tanto los árboles "hayan perdido su ciclo natural al no haber salido del verano todavía y eso puede afectar a la maduración de los frutos", señaló. La situación en el sector ganadero no es mucho mejor.

Las abundantes lluvias registradas el invierno pasado hicieron que el pasto llenara el campo para alivio de los ganaderos al disponer de sobrado alimento para dar de comer a sus animales. Este otoño, en cambio, al no haber llovido muchos no están teniendo más remedio que comprar pienso o alpaca con el desembolso económico que eso implica. Otro problema añadido es que el exceso de hierba durante el invierno pasado también ha supuesto que el suelo del campo, según el técnico de Asaja, esté plagado de semillas que "en cuanto llueva crecerá y supondrá también menor rendimiento del terreno".

Mientras la sequía se ha convertido en la principal preocupación de los agricultores, el campo sigue mirando al cielo con la esperanza de que el otoño llegue antes de que termine.