Artesanía

Las seis cuerdas de Quintanilla

  • El luthier mijeño Víctor Quintanilla resultó ganador del III Concurso Internacional de Construcción de Guitarras Antonio Marín Montero en la categoría de guitarra flamenca

Las seis cuerdas de Quintanilla

Las seis cuerdas de Quintanilla

Un arte tan antiguo como el de la luthería contrasta con la juventud de Víctor Quintanilla, el joven guitarrero mijeño que recientemente ha ganado el primer premio del III Concurso Internacional de Construcción de Guitarras Antonio Marín Montero de Granada organizado por la European Guitar Foundation, en la modalidad de guitarra flamenca. Elaborada en palosanto de Madagascar en aros y fondo y tapa de pino abeto, su guitarra se impuso entre los más de una veintena de profesionales que participaron en este concurso llegados de todas partes del mundo. Además, quedó quinto en la modalidad de guitarra clásica. “Más allá del premio ha sido una semana bastante gratificante. No me esperaba estar entre los clasificados y además con las dos guitarras, la de clásico y la de flamenco”, comenta este mijeño que asegura que fue un amigo quien le animó a participar hace apenas un mes.

Cada año elabora una decena de guitarras, un proceso de creación que dura más de un mes

Desde su taller en Mijas, el cronómetro se pone en marcha cada vez que recibe el encargo de una guitarra y comienza de nuevo la selección de las maderas hasta el último barnizado, un proceso que puede prolongarse durante un mes para ofrecer el mejor sonido. “En la guitarra flamenca se buscan aspectos como que tenga prontitud de respuesta, que sea una guitarra cómoda; y en la clásica que tenga un poco más de sostén. Pero en definitiva las guitarras tienen que ser equilibradas y, por supuesto, tienen que afinar perfecto”, explica. Cada año realiza alrededor de una decena de este instrumento.

Quintanilla estudió carpintería en la antigua Escuela Franco, ahora IES La Rosaleda, hasta que sus tutores le pusieron en contacto con el maestro de la escuela de luthería malagueña, Chico Chacón, donde descubrió su verdadera vocación: la guitarra. “Durante los dos años que dura el curso me empiezo a dar cuenta de que es a la guitarra a lo que me quiero dedicar. Allí, además, coincido con otros compañeros con las mismas motivaciones que yo y cuando salgo de la escuela lo tengo muy claro”, asegura.

Nada más acabar sus estudios montó su primer taller en el sótano de casa de sus padres, donde compaginó sus primeros trabajos de carpintería con sus primeros encargos de guitarra para seguir invirtiendo en madera y maquinaria hasta tener su propio espacio. Con el tiempo, además, conocería a uno de los guitarreros que más le ha influido en su trabajo, el luthier de origen italiano afincado en Cómpeta Daniele Chiesa, con quien coincidió por primera vez en Granada. “Cuando lo conocí cambié el sistema. Me ha servido para progresar y tener un punto de vista más íntimo y más profundo sobre el instrumento, a saber mirar bien los materiales y a utilizar la cola caliente”, señala este guitarrero que ha recibido influencias de la escuela granadina y más tradicional de la luthería.

Entre sus clientes destacan guitarristas locales como Carlos Haro y Paco Doblas, entre otros profesionales con una gran trayectoria como Pedro Sierra o Rafa Aguirre. “Que toquen mi guitarra me hace mucha ilusión”, apunta. Y es que gracias al boca a boca sus guitarras han cruzado hasta el otro lado del charco hasta llegar a Canadá, Chile, Suecia o Inglaterra, entre otros países.

Además, como no podía ser de otra manera, Quintanilla se confiesa amante de la música, sobre todo del cante flamenco, por eso mientras trabaja en su taller puede escucharse la guitarra de Paco de Lucía, Pedro Sierra o el guitarrista malagueño Juan Requena, entre otros. También le apasiona la música de Atahualpa Yupanqui y cantautores como Javier Ruibal o incluso la banda malagueña Tabletom. Además de cantaores flamencos como José Valencia, entre otros.

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