Gestos obscenos e insinuaciones: denuncian el cuarto incidente sexual con funcionarias en la prisión de Alhaurín de la Torre

En abril del año pasado, un preso de 21 años, encarcelado en la prisión de Alhaurín de la Torre, bloqueaba el paso a una funcionaria y, mientras la miraba fijamente, se bajaba los pantalones para, después, tocarse los genitales. Era el primer caso de presunto acoso sexual en el que un interno y una trabajadora se verían implicados en la cárcel malagueña. Desde entonces, según denuncia el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar, se han registrado otros tres episodios de esta naturaleza y piden medidas más contundentes contra los autores. El último caso ha ocurrido esta semana, mientras la médica del centro penitenciario exploraba en una revisión a uno de los reos. Al parecer, el preso, en actitud desafiante, comenzó también a manosearse sus partes por encima de la ropa mientras profería comentarios obscenos y se le insinuaba a la doctora.

En palabras de la asociación se trata de un "comportamiento inaceptable" sucedido en una prisión y que pone de manifiesto la "creciente inseguridad que sufren los profesionales penitenciarios, incluidos los del ámbito sanitario y psicológico".

El interno que protagonizó los hechos tiene "antecedentes de conducta agresiva y desadaptada". Durante una entrevista médica, mostró una "falta de respeto" y de naturaleza sexual hacia la médica, "llegando a realizar gestos obscenos y comentarios impropios".

El recluso, que ya había mostrado "comportamientos violentos con anterioridad", debió haber sido conducido desde su ingreso hasta el módulo de aislamiento, como, según un portavoz del sindicato, "corresponde a su perfil". Ha sido tras este nuevo episodio cuando la dirección ha ordenado su traslado a dicho módulo.

Tu Abandono Me Puede Matar alerta "del incremento de este tipo de incidentes, que ya no se limitan al personal de vigilancia, sino que afectan también a otros profesionales penitenciarios", como médicos, psicólogos y trabajadores sociales. Recuerda, así, la supuesta agresión sufrida por un subdirector de tratamiento en un centro penitenciario de Levante, lo que confirma, sostiene, "una tendencia preocupante de pérdida de autoridad institucional y de impunidad entre determinados internos".

La situación "refleja un efecto contagio o “efecto espejo”, donde los comportamientos "violentos o irrespetuosos se reproducen entre la población reclusa ante la falta de consecuencias efectivas". "Exigimos a la administración penitenciaria la aplicación estricta del artículo 10 de la Ley Orgánica General Penitenciaria o el régimen de primer grado, según corresponda, para garantizar la seguridad de todos los trabajadores penitenciarios y evitar la repetición de estos hechos", asevera un portavoz.

Cada incidente de este tipo, considera el colectivo, "es un recordatorio de que los profesionales penitenciarios están expuestos a riesgos constantes sin la debida protección institucional". "No se puede seguir normalizando la violencia ni el acoso dentro de las prisiones”, subraya.