Provincia

Dos ladrones en fuga se refugian en un seminario de verano lleno de policías

  • Uno de ellos fue detenido, mientras que el otro logró huir y no fue encontrado a pesar de una intensa búsqueda en la sede

La tranquilidad del antiguo convento de Santo Domingo de Ronda, recuperado hoy como Palacio de Congresos, se vio rota ayer durante buena parte de la mañana, debido a un suceso que habría sido desechado de cualquier guión de Hollywood por increíble. Todo comenzó en torno al mediodía, cuando una pareja de policías locales seguían la pista a dos hombres sospechosos de cometer varios hurtos. Los perseguidos decidieron entonces refugiarse en este edificio del siglo XVI, que en estos días acoge los cursos de verano que la Universidad de Málaga celebra en Ronda.

Tal vez conscientes de ello, los supuestos ladrones decidieron intentar pasar desapercibidos en su interior, aunque lo que probablemente no sabían es que uno de los seminarios trata sobre la investigación criminal y contaba con un nutrido grupo de policías entre conferenciantes y alumnos.

Una vez en su interior, los dos fugados corrieron suerte dispar. Uno de ellos fue reducido a pocos metros de la entrada, mientras que el otro desapareció, literalmente, entre sus centenarios muros. Inmediatamente se desplegó un dispositivo para localizarlo, en el que participaron agentes locales, el personal del recinto y un miembro de la Policía Nacional que participaba en el citado curso y se sumó a la búsqueda. Cada rincón del convento fue rastreado en vano sin éxito.

A medida que la noticia se extendía, los rostros de los presentes fueron de la incredulidad inicial al nerviosismo e incluso al miedo en algunos casos. "Hasta que no aparezca no voy al servicio", comentó una mujer que había sido testigo de la entrada de los presuntos delincuentes.

Pero aquí no acaban los elementos surrealistas de la historia. La conserje del convento relató a este periódico cómo estos singulares visitantes tuvieron la sangre fría para pagar el euro que cuesta la entrada a los turistas.

La incógnita sigue presente, aunque se trata de dar alguna explicación, como que saliera por alguna de las ventanas. De hecho, hasta el momento los agentes no han conseguido localizarlo.

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