Terminado el intenso mes de mayo, en el que se concentran alguno de los eventos más importantes que se desarrollan en Ronda -como los 101 Km de la Legión o Ronda Romántica, que discurren por el centro de la ciudad- el Ayuntamiento confirmó ayer que en un plazo de dos o tres semanas comenzarán las obras de reparación del Puente Nuevo. Según explicó el delegado municipal de Obras y Urbanismo, Francisco Márquez, el trabajo que se va a realizar en estos momentos -una vez que los estudios de los técnicos municipales y del Instituto Geológico y Minero, descartaran que la estructura del conocido monumento rondeño estuviese dañada- será reparar el hundimiento que apareció en el extremo situado junto al convento de Santo Domingo y que se achacado a un problema de saneamientos y de conducciones de agua.

Será en este punto en el que se actúe durante unos 40 días para tratar de acabar con un problema que ya se produjo en el pasado, aunque el hundimiento no alcanzó las dimensiones del actual. El de ahora resulta exteriormente muy aparatoso. Tanto que llegó a ocasionar una gran preocupación hasta que se descartó que fuese un problema en la estructura principal de soporte del Puente Nuevo. El inicio de los trabajos, casi con total seguridad conllevará el corte del tráfico en la zona mientras dure la actuación, debido a que el hundimiento se encuentra en el centro de la calzada y se considera inviable el poder trabajar en la zona y compatibilizar estas labores con el paso del intenso tráfico que suele existir en esta vía de entrada y salida al conjunto histórico. En cuanto a la inversión, está previsto destinar desde el Consistorio unos 100.000 euros a estas obras de reparación, que también incluyen otra actuación en la zona de Blas Infante para acabar con los problemas de embalsamamiento de agua en la puerta principal de la plaza de toros cuando llueve de manera torrencial.

No obstante, desde la delegación municipal de Tráfico se sigue trabajando en un plan de tráfico para el conjunto histórico que incluiría una reducción de un 80% del tráfico rodado por este punto de conexión entre ambas partes del casco urbano. Unas medidas que podrían pasar por solo permitir el paso de residentes del conjunto histórico (incluye el Barrio de San Francisco) y el transporte público, que sería reforzado para garantizar así el tránsito de viajeros.