PROMESAS ANDALUZAS

El desafío de los benjamines

  • De los 23 deportistas que conforman la expedición andaluza, Verónica Ruiz, Rafael Muñoz y Melquíades Álvarez son los únicos que no pasan de 20 años. Para ellos, asistir a los juegos ya es un sueño

MELQUÍADES ÁLVAREZ CARABALLO:  "No esperaba conseguirlo tan pronto"

De pequeño le daba miedo el agua. Le horrorizaba meterse en una piscina. Por ello sus padres le apuntaron a un curso de natación en el pabellón cubierto de Alcalá de Guadaíra,  en Sevilla. A los seis años no sólo perdió el miedo al agua sino que empezó a adquirir maneras de buen nadador. Su verdadera vocación por este deporte vino cuando su padre le llevó a ver el Campeonato Europeo de Natación del 97 en Sevilla. Allí, el pequeño Melqui se quedó asombrado viendo al nadador más laureado del momento, el ruso Alexander Popov. Desde entonces, la constancia ha hecho que este joven estudiante de Bachillerato se encuentre a sólo unos días de participar en el acontecimietno deportivo más importante del mundo. “Siempre soñé con estar en en unos juegos pero no esperaba que fuese tan pronto”, afirma Melquiades. Su madre, Carmen Caraballo, dice que desde que comenzó a ganar campeonatos, su hijo esconde los trofeos debajo de la cama porque “no le gusta presumir ante sus amigos”. Carmen no lo ha visto nervioso ni excesivamente eufórico por la participación en Pekín “porque es un niño que interioriza mucho los sentimientos”, pero sabe que su hijo está “muy ilusionado”. Los familiares del joven sevillano, que se lamentan por no poder acompañarlo por falta de plazas, ya preparan la fiesta para animar por televisión al niño promesa.

RAFAÉL MUÑOZ PÉREZ: "Por fin podré contar qué se siente"

Empezó a practicar deporte por problemas de ansiedad. Era muy nervioso. De pequeño no paraba de hacer trastadas en casa.  Hacía hervir la sangre a cualquiera hasta que, después de probar con fútbol, baloncesto, atletismo y natación consiguió en este último deporte permanecer más de un mes. Después de catorce años, la natación se ha convertido en algo más que un entretenimiento para este joven estudiante de Electrónica que hoy confiesa “sentirse muy bien en el agua”.  “Es como si fuera mi hábitat porque yo no soy terrestre, soy un animal acuático”, apunta el nadador cordobés, que ya ha embarcado hacia China para medirse con los mejores nadadores del mundo.

Para las que serán sus primeras  olimpiadas, Rafael Muñoz, dice estar preparado y muy tranquilo: “En absoluto me pongo nervioso, tengo bastante control sobre mi mismo”. El joven deportista de 20 años, que ostenta desde marzo el récord nacional de 100 metros mariposa (52,70 segundos), sueña ahora con conseguir un buen puesto en Pekín que le consolide en lo más alto.  Admite, por su parte, que la sola participación en los Juegos Olímpicos será una “experiencia inolvidable” para él y que ahora podrá conocer  “qué se siente de verdad sin necesidad de que me lo cuenten los demás; podré contarlo yo”. Entre los compañeros de viaje de Rafael se encuentra una de sus grandes referencias, la malagueña María Peláez. La veterana  nadadora acudirá por quinta vez a unos juegos  y será todo un “orgullo” para Rafa ser su compañero de equipo.

El joven andaluz, que permanecerá alojado en Osaka (Japón) hasta el 21 de agosto junto con el resto de sus compañeros, confiesa que tiene muchas ganas de que empiece la competición para disfrutar de lo que a bien seguro será un “maravilloso espectáculo”.

VERÓNICA RUIZ DOMÍNGUEZ: "Participar copn las mejores da seguridad"

Con tres años iba al Polideportivo Las Américas de Huelva a ver los entrenamientos de su hermana mayor. La gimnasia entró así en su vida desde que “tenía uso de razón”. Ella siempre quiso ser como su hermana y empezó a practicar la gimnasia rítmica poco tiempo después. De este modo, a los 15 años ya tenía en su haber campeonatos de Andalucía y España.  Y como no podía ser menos, ya está haciendo la maleta para viajar al continente asiático y participar en los Juegos Olímpicos de Pekín. “No ha sido nada fácil llegar hasta aquí”, apunta la joven  onubense; siempre lo he soñado y no he parado de trabajar día tras día para conseguirlo”. Concretamente, viene entrenando ocho horas diarias, descansando los domingos  “y muchos días, si las cosas no salen,  hay que entrenar hasta 10 y 11 horas seguidas”. Una carga física que Verónica viene sobrellevando con ilusión desde que ingresase en la residencia de deportistas Joaquín Blume de Madrid en 2005, para dedicarse a la gimnasia de manera profesional. “No fue una decisión fácil venir a la capital porque, además del esfuerzo físico, emocionalmente es complicado someterte tan joven a este planteamiento”. Pero esta futura estudiante de Fisioterapia se considera una chica fuerte, y, aunque a veces echa de menos a sus padres, sabe que la gimnasia rítmica podría darle muchas alegrías como la que se le presenta en pocos días. Para las olimpiadas “la seguridad en ti misma aumenta cuando te ves rodeada de las mejores”, apunta Verónica, que advierte del gran potencial del equipo español de rítmica, aunque señala que “será muy complicado conseguir medalla, teniendo en cuenta la  calidad de las selecciones del este, por las que el jurado suele tener mayor predilección”.La onubense sueña con arrebatarle el campeonato del mundo a la ucraniana Anna Bessonova, su gimnasta favorita.

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