HUGH THOMAS. HISPANISTA

El mito de Sevilla

Lord Thomas de Swynnerton ha sido laborista, conservador y liberal, pero ahora va por libre, disconforme con el euroexcepticismo de la clase política británica. Si hay algo que admira de España, además del pescado y la Semana Santa, es la fe de sus ciudadanos en Europa. Presume de sus amigos españoles, generosos y hospitalarios, y luce con satisfacción en la solapa la Gran Cruz de Isabel la Católica que le impuso Josep Piqué siendo ministro de Aznar. Nos encontramos en la sede de la Fundación Lara, donde acaba de presentar su último libro, Beaumarchais en Sevilla, en el que intenta dilucidar por qué el autor de El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro situó a sus inmortales personajes en una ciudad que no conocía. “Para él, Sevilla era una ciudad totalmente imaginaria, de la que oyó hablar como un lugar que acumulaba las riquezas de las Indias y que fue capital del imperio español”. Una decisión que contribuyó a alimentar el mito universal de la ciudad de la Giralda, glorificada por Mozart, Rossini, Beethoven, Verdi, Merimée, Bizet… ninguno de los cuales llegó nunca a visitarla.

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