José Manuel López llevaba tiempo pensando en montar su propio negocio de hostelería en Ronda desde hace un tiempo, aunque hasta el momento no había encontrado unas instalaciones en las que poder ponerlo en marcha y que estuviesen al alcance de sus recursos económicos.

Procedente de una familia vinculada históricamente a la hostelería rondeña, desde hace unos años se dedicaba a la organización de eventos, aunque no contaba con sus propias instalaciones y le obligaba a recurrir al alquiler de fincas o espacios dedicados a celebraciones, por lo que en octubre de 2019 decidió dar el paso y alquilar una antigua venta que se encontraba cerrada.

José Manuel explica que, junto a su pareja, Rocío Guerrero, habían emprendido con mucha ilusión este proyecto de forma conjunta y estaba trabajando a contrarreloj para poder tener todo listo para abrir sus instalaciones en marzo, ya que habían acordado con el propietario el comenzar a pagar el alquiler en esas fechas.

 Llegado el momento todo estaba listo para la apertura tras realizar una importante inversión para remodelar las instalaciones y adaptarlas al proyecto. Todo parecía ir bien, la agenda comenzaba a tener un importe número de fechas completas para la celebración de comuniones y otros eventos.

Parecía que aquella ilusión sería una realidad satisfactoria, aunque fue entonces cuando el coronavirus se cruzó en el camino de estos emprendedores y tumbó todas aquellas buenas expectativas. Tras realizar una inauguración oficial, las puertas del restaurante abrieron por primera vez el mismo día que el Gobierno central procedió a decretar el estado de alarma. “En el almuerzo tuvimos bastantes mesitas, estábamos contentos, aunque al llegar la tarde comenzaron a llegar llamadas para cancelar las reservas para aquella misma noche y decidimos cerrar”.

José Manuel y Rocío Guerrero en la terraza de su restaurante con Ronda de fondo

Desde entonces hasta este momento han pasado más de dos meses en los que reconoce que se le pasó por la cabeza el tirar la toalla, aunque afirma que rápidamente descartó ese pensamiento. “Le tenemos que dar una oportunidad porque no hemos ni probado a ver el funcionamiento”, apunta José Manuel.

Ahora está decidido a tirar hacia adelante y mantener abierto el proyecto que tanto les ha costado poner en marcha, por lo que Escudero, así se llama el local, ya se encuentra abierto y recibiendo a sus primeros clientes tras muchos días difíciles.

Además, reconoce que la acción del propietario de condonarle estos dos meses que tuvo que estar cerrado han sido de gran ayuda.