La llegada de la pandemia cambió la vida de todos y afectó de lleno a muchos planes de futuro que se habían hecho antes de comenzar con las restricciones. Unos efectos que en gran parte ha sido negativos, ya sea en temas de salud o económicos, aunque no siempre fue así. Es el caso de Lola Lobato, una joven restauradora rondeña que tenía encaminados sus pasos profesionales a establecerse en Sevilla y, como muchos de los jóvenes de la zona que salen de sus casas para cursar su formación superior, dejar su tierra para poder tener mejores oportunidades laborales.

En esa búsqueda estaba tras pasar por Casa Pilatos y el taller de Pedro Manzano cuando la abrupta irrupción de la Covid-19 le hizo tener que volverse a la casa de sus padres en Ronda, aplazar todos sus planes de futuro y dejar en el aire cualquier intento de instalarse en la capital andaluza.

Fue entonces cuando llegó el confinamiento y Julia decidió aprovechar sus conocimientos y aplicarlos en la creación de dibujos que subía a sus redes sociales como entretenimiento. Una acción que pronto causó el interés de sus seguidores y comenzaron a llegar peticiones de compra o directamente la realización de encargos concretos.

Tras aquel éxito en las redes sin salir de casa pensó que igual no era necesario el tener que irse fuera de su tierra y que, quizás, quedarse en Ronda podría ser una opción.

Ahora, tras pasar los peores momentos de la pandemia decidió dar un paso más y, definitivamente, intentar emprender desde su tierra apostando por la restauración y la pintura, para lo que recientemente abrió su propio taller en la ciudad del Tajo. “Nadie pensaba que yo volvería a Ronda, y yo todavía menos”, reconoce Julia, que ahora se muestra muy satisfecha de poder regresar a mi “querida Ronda”.

Además, siente una especial satisfacción por poder aportar su pequeño granito de arena para potenciar su ciudad y hacerlo desde un sector en el que no existen muchas ofertas. “Quiero hacer que los aficionados a la pintura puedan ir un paso más allá y no quedarse simplemente en las técnicas habituales”.

Todo ello mientras atiende los encargos de Navidad. Y es que muchos han decidido sus trabajos como regalo navideño. “Estoy muy contenta porque he tenido mucho trabajo para la Navidad y la gente de aquí ya se acercan por el taller, he logrado despertar la curiosidad por mi taller y eso es muy importante”. señala.

Ahora espera poder convertirse en una oferta de ocio diferente las los vecinos de Ronda y la comarca, ampliando la pintura a otras técnicas como el temple al huevo, al tiempo que sigue manteniendo su taller de restauración activo.