prevención

Excesos del celo clínico

  • La encrucijada del sobrediagnóstico surge al detectar una patología que no ocasionará síntomas y tratarla pudiendo ocasionar daños y costes

El cribado de cáncer de mama mediante mamografía es una de las herramientas que presentan controversia en este debate.

El cribado de cáncer de mama mediante mamografía es una de las herramientas que presentan controversia en este debate. / archivo

El término sobrediagnóstico se define como el diagnóstico de una enfermedad que no ocasionará síntomas a lo largo de la vida. Y, en cambio, el tratamiento y el seguimiento para tratar esta enfermedad pueden ocasionar daños y costes, sin aportar beneficios al paciente. El debate está abierto y así se ha puesto de manifiesto en el congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), celebrado en Barcelona. La doctora Mercè Marzo es coordinadora del Grupo de Trabajo de Cáncer de la Semfyc y, como ha explicado en el congreso, el sobrediagnóstico "puede darse y ser importante en cualquier tipo de enfermedad, pero es mucho más visible cuando se trata de cáncer".

Los motivos son el sesgo del propio de los cribados -como las mamografías- y la detección precoz del cáncer y de la mejora de la sensibilidad de las pruebas diagnósticas. "A la vez, la población ha envejecido. Y, con la edad, aumenta la probabilidad de desarrollar tumores, muchos de ellos de crecimiento lento o que no darían síntomas a lo largo de la vida. No obstante, el uso cada vez mayor de pruebas diagnosticas por la imagen de mejor calidad y que permiten disponer de imágenes transversales, facilita su detección", ha explicado.

En su opinión, el diagnóstico de un cáncer que nunca hubiera sido clínicamente relevante "implica que la persona lleva la etiqueta de haber sufrido un cáncer el resto de su vida, etiqueta negativa e innecesaria". También ha opinado que implica potenciales daños como consecuencia de pruebas diagnósticas, los tratamientos innecesarios y causa daños emocionales tanto en los pacientes diagnosticados como en sus familiares. El cribado del cáncer de mama mediante mamografía es unos de los aspectos más controvertidos en este campo.

Como ha recordado la doctora Marzo, desde hace más de una década persiste la divergencia en las conclusiones de las diferentes revisiones sistemáticas disponibles. La preocupación por el sobrediagnóstico y el sobretratamiento, así como sus implicaciones tanto desde la yatrogenia como desde el aspecto económico ha impulsado a sociedades científicas e instituciones sanitarias a elaborar recomendaciones que ayuden a evitar las prácticas clínicas de poco valor. "En general, la comunidad científica está de acuerdo en que la mamografía de cribado reduce la mortalidad por cáncer de mama, aunque no la mortalidad por todas las causas, y que conlleva un riesgo de sobrediagnóstico y de sobretratamiento", ha indicado.

El desacuerdo se centra en las estimaciones de las tasas de reducción de la mortalidad y de sobrediagnóstico: muchos expertos creen que los beneficios, en términos de reducción de la mortalidad por cáncer de mama, superan los daños (en términos de sobrediagnóstico y el correspondiente sobretratamiento), mientras que otros piensan lo contrario. "Asimismo, el balance beneficio-riesgo es diferente para cada grupo de edad. Algunos autores que sitúan la mamografía de cribado como ejemplo de investigación extremadamente polarizada y con fuertes intereses profesionales, piensan que los científicos también pueden tomar decisiones en base a intereses falsos y hechos alternativos", ha advertido.

Algunas sociedades científicas son más restrictivas y abogan por dejar de hacer cribados, ya que lo consideran una opción razonable y prudente para muchas personas.

Para la doctora Marzo, los médicos de atención primaria "deben proporcionar información objetiva y contrastada que permita a cada mujer tomar su propia decisión, en el sentido de participar o no, en los programas de cribado. La información debería incluir aspectos como el sobrediagnóstico, sobretratamiento y los falsos positivos. Se recomienda evaluar, además, el riesgo de cáncer de mama en función de la historia personal y familiar y derivar a las pacientes de alto riesgo a las unidades de consejo genético".

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