El responsable del Grupo de Intervención en Drogas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), José Zarco, ha alertado este jueves de que el consumo de cannabis en los adolescentes puede desencadenar brotes psicóticos.

Zarco ha hecho hincapié en que los más jóvenes tienen una percepción de riesgo muy baja hacia esta sustancia, cuyo patrón de consumo es diario, derivada de que se ha utilizado como "bandera" para la legalización de los estupefacientes, y ha instado a luchar e incidir en el "valor social" de las drogas.

Este experto ha participado en una conferencia de prensa con motivo de la celebración este jueves y mañana viernes, en Bilbao, de las décimas Jornadas de Actualización en Medicina de Familia, a las que asisten más de trescientos facultativos de atención primaria y durante las cuales se hablará sobre cómo detectar los consumos de drogas en adolescentes, entre otros temas.

José Zarco también se ha referido al alcohol y ha recordado que, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, uno de cada cuatro adolescentes tiene un riesgo alto de consumo de alcohol; la edad de inicio se sitúa entre los 12 y 13 años, y el consumo se concentra el fin de semana.

Ha dicho que, aunque se da una tendencia a estabilizar estos consumos, el dato "preocupante" es que se inician a una edad muy temprana, lo que "aumenta las posibilidades de que el consumo genere dependencia", según ha precisado.

Ha mantenido que la labor del médico de atención primaria ante este problema es intentar detectar precozmente estos consumos y "captar" al adolescente, lo que resulta difícil ya que se trata de un colectivo social "muy sano" que apenas acude al médico.

"Hay que aprovechar cualquier visita por cualquier motivo para hablar y preguntarles sobre estos temas", ha apuntado.

Según este médico, con el alcohol, al igual que con el cannabis, existe el problema de que los adolescentes viven ajenos a los riesgos que supone su consumo y, por ello, ha apostado por transmitirles información sobre sus riesgos a corto plazo, como son el deterioro de la capacidad de pensar con claridad, la merma del rendimiento intelectual y la disminución de la fuerza física y sexual.

Además, ha resaltado que, según diversos estudios, un 55 por ciento de los jóvenes afirma que se ha subido a un vehículo conducido por una persona ebria, y que el 30 por ciento admite que ha conducido un coche después de beber alcohol.

Durante las jornadas también se tratarán otros asuntos, entre ellos la seguridad del paciente, las ayudas a los fumadores, el dolor crónico y la detección del maltrato a mujeres o ancianos.