Una de cada cinco personas con enfermedad renal crónica (ERC) presenta anemia, complicación que empeora a medida que aumenta el deterioro de la función renal. Pese a ser un factor determinante en la evolución de la enfermedad y en la vida del paciente, la anemia está actualmente infradiagnosticada por la falta de visibilidad y concienciación a nivel sanitario y social, infratratada al existir retrasos en su manejo inicial y con un insuficiente seguimiento. Para mejorar su abordaje en un contexto alterado por la pandemia, el Proyecto TEIDE sobre Diseño y mejora del proceso asistencial del paciente con anemia asociada a la ERC ha sido impulsado por Astellas Pharma y cuenta con el aval de la Sociedad Española de Calidad Asistencial, la Sociedad Española de Directivos de la Salud, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria Semfyc, la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica, la Sociedad Española de Neurología y la Federación Nacional de Asociaciones de Pacientes, Alcer. Por su vinculación en este proyecto a través de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, Miguel Ángel Calleja, especialista en Farmacia Hospitalaria del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, explica que “después de la pandemia es importante revisar la situación pues no queremos que esto lleve consigo un deterioro en la asistencia, sino al contrario, que tengamos una oportunidad para tratarlos mejor e incluso anticiparnos a las necesidades que pueda tener el paciente”. En este sentido subraya que “debemos anticiparnos a la aparición de la anemia para prevenirla y tratarla a tiempo”.

"La telefarmacia y la teleconsulta otorgan más autonomía a los pacientes al reducir su presencia en el hospital”

En opinión del experto, “hasta ahora el tratamiento se basaba en opciones subcutáneas o intravenosas, que se administraban en la diálisis o se administraba subcutáneo, pero ahora tenemos la posibilidad de contar con fármacos orales que no necesitan frío para la conservación y que a su vez contribuyen a que los pacientes no tengan que venir tanto al hospital”. “Esto es algo muy importante después de la pandemia: hay que otorgar más autonomía a los pacientes respecto a la presencia en el hospital”, subraya.

La finalidad del Proyecto TEIDE ha sido definir y optimizar el recorrido asistencial de los pacientes con anemia asociada a ERC en España desde una visión integral, incorporando aspectos clínicos, de gestión, económicos y humanísticos para lograr una mayor calidad de vida y mejores resultados en salud. “La anemia es muy frecuente en la ERC y requiere un seguimiento muy estrecho por todas las partes, desde el médico de familia hasta el nefrólogo, pasan do por la enfermera y el propio paciente. Por eso es importante reforzar la visibilidad de la anemia como un factor determinante de la enfermedad renal”, explica Calleja. Además, subraya la escasa percepción social de este problema. “También hay que dirigirse a la población general a través de programas de concienciación e iniciativas multicanal para poder sensibilizar mejor sobre esta complicación. La anemia implica un empeoramiento de la calidad de vida del paciente y un incremento de recursos y costes para el sistema. Abordarlo bien supone anticiparse en esos dos escenarios”, matiza el experto.

"La anemia implica un empeoramiento de la calidad de vida del paciente y un peor pronóstico”

Entre los distintos factores implicados en estos retos, Miguel Ángel Calleja destaca la lógica dotación de recursos. “Es importante contar con los recursos tecnológicos que favorezcan la teleconsulta de una forma habitual, bien enmarcada dentro de la continuidad asistencial y teniendo en cuenta la visión multidisciplinar. Eso tiene que ver con la organización, la priorización y la visibilidad”.

Asimismo, desde el punto de vista de la Farmacia Hospitalaria, el doctor Calleja destaca que su especialidad se centra en el abordaje terapéutico ya que algunos de los tratamientos son de dispensación hospitalaria. “Facilitar el acceso, facilitar la utilización e incluso que pueda realizarse a través de telefarmacia para que el paciente no tenga que desplazarse es una prioridad”. También es importante que la visión multidisciplinar propicie estrategias de anticipación, “mediante la revisión de alertas a través de receta electrónica y otras medidas que nos permitan adelantarnos a la anemia”.

De hecho, Calleja hace hincapié en que “actuar a tiempo es esencial”. Cuanto más tarde intervienes e incorporas la terapéutica necesaria, las complicaciones son mayores y los costes más altos. “Los análisis de costes directos e indirectos así lo determinan, teniendo en cuenta variables como las visitas al hospital, a urgencia o la necesidad de los centros de diálisis”.

El proyecto TEIDE recoge diez líneas de actuación con 37 acciones específicas para poder implementarse en la práctica clínica habitual. El objetivo final es incorporar estas recomendaciones a los protocolos asistenciales del sistema sanitario. Calleja hace hincapié en el reto de poder trasladar a nivel hospitalario o de cada comunidad aquellas recomendaciones de este documento que se consideren más necesarias en cada caso. “Aquí en Andalucía la receta electrónica está muy desarrollada y eso es una fortaleza. Sin embargo, debemos mejorar la aplicación de la telefarmacia, aun implantada de modo asimétrico en nuestra comunidad”, afirma.