Salud y Bienestar

La cara oculta del Wt1

Conocer los secretos del desarrollo cardiovascular es, además de algo muy complejo, algo muy necesario. Científicos de la Universidad de Málaga (UMA) ha desarrollado recientemente un estudio que muestra que cómo el gen Wt1 implicado en el tumor de Wilms (un cáncer de riñón que constituye el tumor pediátrico sólido más frecuente) es necesario para la formación de células progenitoras cardiovasculares.

La investigación, llevada a cabo por Ramón Muñoz-Chápuli y Juan Antonio Guadix conjuntamente con el grupo del profesor Nicholas Hastie, del Medical Research Council de Edimburgo, ha sido publicada en la revista científica Nature Genetics

dando a conocer al mundo entero un proyecto más de los muchos que desarrollan los expertos de la universidad malagueña.

Este estudio muestra que el gen Wt1 es necesario para la formación de células progenitoras cardiovasculares, pero ¿qué significa realmente esto para un ciudadano de a pie? Muñoz Chápuli lo explica de manera sencilla: “A lo largo del desarrollo

embrionario, nuestras células se van diferenciando, es decir, se van especializando para desempeñar determinadas funciones. Unas terminarán siendo células del hueso, otras del cerebro o de los músculos. Lo que a nosotros nos interesa es cómo

determinados genes regulan que parte de esas células embrionarias formen parte de los vasos sanguíneos y del corazón. Lo que hemos visto es que este gen, muy relacionado con el desarrollo del riñón, también está implicado en el origen de las células progenitoras del sistema cardiovascular”.

Esta investigación implicó la activación de Wt1 en el epicardio y ha mostrado que este gen es esencial para la formación de precursores de las arterias coronarias a partir de células epicárdicas. Esto se debe a que Wt1 activa el gen Snail y reprime el gen de la E-cadherina, una proteína de adhesión celular. Así, Wt1 hace que las células del pericardio se separen de las demás e invadan el corazón, donde se diferencian en precursores vasculares coronarios.

Además, los estudios revelaron que los cuerpos embrionarios formados a partir de las células madre deficientes en Wt1 carecen de marcadores de células cardiovasculares, algo que también logró explicar el investigador de la UMA de forma fácil. “Los cuerpos embrionarios son masas de células diferenciadas en cultivo a partir de células madre embrionarias. En ellos aparecen representantes de muchos tipos celulares, aunque carecen de la organización del embrión, es decir, no hay cabeza,

miembros, vísceras, etcétera. La ausencia de células cardiacas o vasculares indica que en este sistema Wt1 es esencial para que se formen sus progenitores, lo cual resalta esa nueva función que desempeña este gen en el desarrollo”.

El futuro de la investigación no está ni mucho menos cerrado. “De hecho la pregunta candente es ¿por qué en los ratones mutantes para este gen se forman vasos y corazón, aunque sean defectuosos, y en los cuerpos embrionarios derivados de células madre mutantes no se forman? –Comenta Muñoz-Cápuli– Esto indica algún fenómeno que pretendemos averiguar. Por otro lado, nos interesa profundizar en las posibles aplicaciones del descubrimiento, en el sentido de saber cómo Wt1 controla el proceso de diferenciación de las células cardiacas y si este conocimiento pudiera aplicarse a la terapia celular”.

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