Hematología

Nuevos retos en el abordaje de la Leucemia Linfocítica Crónica

  • Las innovaciones terapéuticas han virado el pronóstico de esta patología en los últimos años

  • Supone el 30% de las leucemias y la edad media del diagnóstico está en los 70 años

El doctor Eduardo Ríos Herranz, del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital de Valme, en Sevilla.

El doctor Eduardo Ríos Herranz, del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital de Valme, en Sevilla. / Juan Carlos Vázquez

La Leucemia Linfocítica Crónica (LLC), es un cáncer hematológico que se origina en los linfocitos producidos en la médula ósea. Las células cancerígenas se acumulan lentamente, lo que hace que muchos pacientes no presenten síntomas hasta pasados varios años.

Es el tipo de leucemia más frecuente, representando el 30% de las leucemias. No obstante, se considera una enfermedad rara, ya que supone solo el 0,8% del total de tumores diagnosticados. El riesgo de desarrollar LLC es mayor entre las personas de más edad, situándose la mediana de edad de los pacientes entre los 70 y 72 años. Debido al previsible envejecimiento de la población en nuestra sociedad, se espera un aumento en la incidencia y prevalencia de esta enfermedad.

La mayoría de los pacientes tiene más de 60 años, con una edad media en el diagnóstico de unos 70 años

Según explica el doctor Eduardo Ríos Herranz, del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Virgen de Valme, en Sevilla, se trata de una variante de leucemia de evolución muy crónica. “Hay pacientes que están 15 o 20 años en tratamiento sin tener ningún problema. Es la leucemia más frecuente y solamente se da en adultos. La inmensa mayoría tiene de 60 años en adelante, con una edad media en el diagnóstico de unos 70 años. Esto limita las opciones terapéuticas al tratarse pacientes mayores con otras patologías crónicas”.

El experto explica que, muchas veces, se detecta con una analítica de sangre en la que se ve un aumento de número total de glóbulos blancos. “La inmensa mayoría de pacientes no se lo pueden creer, se encuentra bien y uno de cada tres pacientes no necesitará tratamiento porque la patología progresa de una manera muy lenta a muy avanzada edad”. Respecto a los tratamientos, el doctor Ríos subraya que “ahora estamos viviendo una evolución al pasar de las pasar de las quimioterapias clásicas a fármacos mucho más selectivos, mejor tolerados, más eficaces y con muy buena respuesta en los pacientes”.

Desde un punto de vista cronológico, en esta cascada de innovaciones terapéuticas acontecida en las últimas dos décadas, primero llegaron los anticuerpos monoclonales, inmunoglobulinas muy selectivas capaces de unirse a las células leucémicas y que lograron aumentaron la supervivencia. “En los últimos años han llegado fármacos orales, mucho más selectivos, con menos afectos secundarios y que son más cómodos para los pacientes. Al ser oral no tienen que acudir al hospital e implican mejor tolerancia para no tener que realizar controles de toxicidad tan frecuentes”.

Aunque los diseños de los estudios aconsejan que se administren de por vida, “es cierto que están apareciendo estrategias con nuevos fármacos que pueden ser finitas, por un periodo determinado, y aunque no nos podemos considerar capaces de curar la enfermedad, es posible que no afecte a la expectativa de vida y que el paciente pueda vivir con calidad de vida”. Se trata ya de una patología crónica cuyo manejo puede hacer que se considere curable en muy poco tiempo.

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