Investigación y Tecnología

Cuatro de cada diez españoles apuesta por mantener los cambios en sus hábitos cuando acabe la pandemia

Uso del gel hidroalcohólico antes de entrar en las facultades.

Uso del gel hidroalcohólico antes de entrar en las facultades. / Juan Carlos Muñoz

De esta saldremos mejores, más unidos y más fuertes. Eso anunciaban a bombo y platillo. Los meses de pandemia han dado lugar a diferentes vaivenes emocionales, acompasados por los datos de la incidencia del Covid-19 en la sociedad y el impacto económico en el empleo de miles de hogares. Como telón de fondo se ha querido mostrar siempre un caparazón de fortaleza y protección, de optimismo moderado, de esperanza, de ver el vaso siempre medio lleno.

De aceptar los cambios que venían, condicionados e impuestos en muchas ocasiones. Y ahora que se empieza a ver la luz del túnel, que el número de contagiados desciende y se mantiene en cotas bajas, que el ritmo de vacunación acelera con la misma velocidad con la que se acerca un nuevo verano a nuestras vidas, es momento echar la vista atrás, hacer balance y desechar lo malo para quedarnos con lo bueno.

Así lo determina al menos el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en las conclusiones de su encuesta 'Efectos y consecuencias del coronavirus', en la que cuestionó a más de 3.000 personas el pasado mes de mayo sobre los hábitos prepandémicos, medidas de restricciones, medidas higiénicas o uso de la mascarilla, entre otros aspectos.

Mantener hábitos adquiridos en pandemia

La primera conclusión del estudio del CIS es clara: cuatro de cada diez españoles apuesta por mantener los cambios en sus hábitos cuando acabe la pandemia. Aceptamos que vamos a salir más dependientes de la tecnología, con mayor flexibilidad, el deseo de estudiar lejos de la familia no será tan fuerte como antes, la relevancia del fútbol ha quedado en perspectiva.

Se aspira a que haya menos atascos, más seguridad; se asume que habrá menos vuelos y más caros y se exige que esos aplausos que hace meses brindábamos a los sanitarios nos hayan servido para abrir los ojos ante lo que realmente importa y las dificultades que se avecinan no nos hagan más egoístas y menos unidos.

Pero claro esos son deseos, reflexiones, buenas palabras de unos y otros. Después están los datos. Esos que dicen que el 61,2 % de los encuestados tiene claro que volverá a hacer las mismas cosas que antes. Las buenas...y las malas. Las conductas incívicas que ya hemos podido presenciar y que no hay pandemia que pueda con ellas.

El 61,2 % de los encuestados tiene claro que volverá a hacer las mismas cosas que antes

Entre el casi 40% restante se mezclan las sensaciones de resignación de un 26,8% que creen que nunca volverán a recuperar sus hábitos prepandémicos, ante la evolución social que hemos visto (de la época de cambio al cambio de época) y la esperanza de un 44,6% que aún cree que puede retomarse en parte con el paso del tiempo, ya que habrá que seguir tomando medidas contra la enfermedad y se mantienen ciertas reticencias respecto a la eficacia de las vacunas y la posible aparición de futuras cepas que compliquen la recuperación.

Higiene y uso de mascarilla

¿Podrían haberse tomado mejores decisiones a nivel institucional? Un 55,8% cree que se deberían haber tomado medidas más estrictas por parte del Gobierno y las comunidades autónomas, mientras que el 29% las consideran adecuadas. El continuo baile de normas y recomendaciones ha causado estrés y malestar en la ciudadanía, algo que le ha llevado hasta la famosa fatiga pandémica.

Sobre los ciudadanos han recaído esto meses dos acciones fundamentales: la higiene personal, especialmente de manos, y el uso de la mascarilla. Más de la mitad de los encuestados apuntan que han hecho uso del gel hidroalcohólico, siempre o casi siempre o cada vez que tocaba algo, mientras que su uso en comercios ha sido notablemente mayor en comercios (57,4%) en comparación con los bares (21%), se desconoce si por mayor desinhibición o por falta de medios en dichos locales.

En los hogares el nivel de alerta ha ido rebajándose conforme han pasado los meses. Desinfectar todos los objetos, descalzarse, utilizar guantes o batas de protección y desinfectar la ropa a altas temperaturas se quedaron en modas pasajeras que finalmente adoptan menos del 20% de los encuestados.

Por último está el uso de la mascarilla, uno de los elementos más polémicos que finalmente entre obligación y concienciación sí ha calado en la sociedad española, con un uso generalizado del 99,4%, al menos entre 1 y 4 horas al día y con la intención de seguir usándola hasta cuando deje de ser obligatoria, previsiblemente en las próximas semanas. 

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