Verano

Estos son los peligros para la salud si se produce una fuga de cloro

Estos son los peligros para la salud si se produce una fuga de cloro

Estos son los peligros para la salud si se produce una fuga de cloro

La piscina se convierte en una de nuestras mejores aliadas llegada la temporada de verano y sus altas temperaturas. Más allá de los riesgos que se presuponen para aquellos que no saben nadar o que puedan tener un accidente, también en su mantenimiento pueden producirse algunos problemas. Por ejemplo, una fuga de cloro o una exposición prolongada a este compuesto químico. 

El cloro para piscinas está compuesto principalmente de cloruro de sodio (NaCl). Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos indican que el cloro y el pH son la primera defensa contra los gérmenes que pueden enfermar a los nadadores. De hecho, no mantener unos adecuados niveles de desinfección y la falta de mantenimiento pueden provocar problemas de salud ya que se convierte en un caldo de cultivo perfecto para gérmenes y bacterias.

El cloro se usa en las piscinas porque es un desinfectante de amplio espectro (actúa contra bacterias, virus, protozoos, algas...) que necesita poco tiempo de contacto para eliminar los patógenos. Además, es fácil de manejar y su precio lo hace muy accesible. En España más del 80 % de las piscinas públicas utilizan cloro como desinfectante. Pero también puede acarrear ciertos problemas, desde leves hasta graves. 

¿QUÉ PROBLEMAS PUEDE PRODUCIR?

El cloro se presenta normalmente en solución a diferentes concentraciones, pero también en forma sólida (pastillas). Por tanto, este compuesto ayuda a mantener las aguas seguras mediante la destrucción de patógenos en el agua que pueden causar enfermedades, como la diarrea, erupciones en los oídos o en la piel del nadador, e incluso pie de atleta ( una infección común en el pie causada por hongos).

Eso sí, El Ministerio de Sanidad indica que, si bien un nivel residual aceptable de cloro es garantía de desinfección, un nivel excesivo de cloro o sus derivados puede generar irritaciones en los ojos, e incluso problemas respiratorios, sobre todo en niños y en ambientes cerrados como pueden ser las piscinas climatizadas o spas.

Además, como hemos mencionado, sin un adecuado tratamiento químico, el agua de las piscinas puede transformarse en un medio de cultivo para bacterias y hongos responsables de diversas enfermedades infecciosas como dermatitis, otitis o afecciones del aparato respiratorio o sistema digestivo.

El cloro es un elemento químico que, en condiciones normales, tiende a formar moléculas de dos átomos llamadas dicloro. Este gas tiene un color amarillo verdoso, no es flamable, y está aproximadamente 2.5 veces más pesado que el aire. El gas puede llegar a ser tóxico y causar irritación en la piel, los ojos, la nariz, y las membranas mucosas. En altas concentraciones, si se inhala o bebe, puede ser fatal.

Los síntomas más graves

Las fugas de gas cloro son poco frecuentes y se detectan fácilmente por el color amarillento y el olor desagradable que desprende. Hace tan solo unos meses se produjo una en un parque acuático de Londres, lo que produjo problemas respiratorios a varias personas. Esta exposición, en casos extremos puede generar ampollas graves en la piel, causar un edema pulmonar y aunque la probabilidad es muy baja, hay casos de muerte.

Por otro lado, la exposición continuada a niveles bajos de cloro ambiental puede provocar irritación crónica de las vías respiratorias, lo que a su vez aumenta el riesgo de padecer asma, bronquitis crónica, sibilancias o rinitis alérgica.

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