San Fernando

"Sin La Isla soy inexplicable"

  • El científico e investigador Antonio Campos Muñoz recibe el título de Hijo Predilecto de la Ciudad de San Fernando en el Teatro de las Cortes

Si ser isleño significa algo, algo más que haber nacido en un territorio concreto, el profesor Antonio Campos Muñoz lo encarna a la perfección. Ayer dio buena cuenta de ello en el Real Teatro de las Cortes al contestar a la concesión del título de Hijo Predilecto de San Fernando con una emotiva reflexión plagada de recuerdos, nombres propios y paisajes de La Isla de su infancia y juventud en la que dejó bien clara la forma en la que la ciudad que le vio nacer y crecer ha modelado su propia identidad: la del humanista y hombre de ciencia, la del docente e investigador, la del catedrático de Histología de la Universidad de Granada que en la Real Academia de Medicina se sienta en el mismo sillón que ocupó Ramón y Cajal, la de ese ser entusiasta, curioso y ávido de conocimiento que ayer recibió de los suyos, de los isleños, el mayor reconocimiento, la mayor distinción, la de pasar a formar parte de ese selecto grupo de ciudadanos distinguidos por sus propios logros, por haber prestigiado con su trayectoria el nombre de la ciudad.

"La Isla es el principio de todas las cosas". Varias veces repitió esta frase en el Teatro de las Cortes el profesor Campos para aludir a ese crisol en el que se fraguó su identidad. La primera vez que tomó conciencia de esa importancia que tenía La Isla fue a los 28 años, con las maletas en el andén de la estación mientras esperaba el tren para dirigirse a Oviedo, donde había ganado las oposiciones para ocupar la cátedra de Histología. Su vida, su carrera profesional, dejaba atrás La Isla para discurrir por nuevos derroteros. "Fui consciente en ese momento de que San Fernando formaba parte de mí, de que era yo mismo y de que yo mismo, sin San Fernando, era inexplicable", admitió el homenajeado tras recibir de manos de la alcaldesa el artístico título que le reconoce como Hijo Predilecto de la Ciudad.

Campos, durante su intervención, se sumergió en el pasado para reconstruir de viva voz el paisaje físico y humano de aquella añorada Isla en un relato que llenó de los nombres propios de sus compañeros, de sus amistades, de sus profesores inolvidables... Un discurso el que inevitablemente miró hacia atrás con nostalgia y con gran cariño para recordar sus años en la escuela y en el instituto, un periodo que le marcó profundamente como en varias ocasiones y en múltiples ponencias ha referido. Fue además una alocución en la que, como no podía ser de otra forma, tuvo un entrañable recuerdo para su familia: sus abuelas y sus relatos de historias, su madre que le hacía estudiar en verano "porque si no el cerebro se oxida" y su padre, "modelo de ética civil, austero y respetuoso con la autoridad pero no servil".

Fueron todas esas cosas -algunas de ellas se recordaron también a través de una proyección audiovisual al comienzo del acto institucional- que hicieron de Antonio Campos Muñoz "un hombre en el que el adjetivo extraordinario alcanza toda su dimensión". Quien dijo esto del homenajeado ayer fue su compañero Indalecio Sánchez Montesinos, decano de la Facultad de Medicina de Granada, que tuvo a su cargo la correspondiente glosa, en la que evidentemente no olvidó enumerar los principales hitos de un currículum abrumador y sus grandes logros en el campo de la ingeniería tisular, entre ellos, haber dirigido el equipo cienfífico que dio forma a la primera córnea artificial en 2007. De este catedrático de Histología isleño resaltó su compromiso, como hombre de ciencia, con la sociedad en la que vive "contribuyendo a hacer mejor el presente en el que vive", así como su faceta como "excelente docente". "Es un profesor que disfruta con sus alumnos", dijo al describirle.

Prueba de este reconocimiento profesional con el que cuenta Antonio Campos fueron también las autoridades universitarias e institucionales que ayer arroparon este acto: la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda Ramírez; el presidente de honor de la Real Academia Nacional de Medicina, Manuel Díaz-Rubio García; y el presidente del Instituto de Academias de Andalucía, Benito Valdés Castrillón, entre otros. Y, por supuesto, la emotiva felicitación que le llegó de la Universidad de Nova de Lisboa a través del profesor Antonio Rendas, que se proyectó también en la pantalla al final del acto.

También Aquilino Alonso, consejero de Salud y antiguo alumno de Antonio Campos, arropó esta sesión institucional que ayer se desarrolló en el Teatro de las Cortes, en la que intervino para subrayar su visión humanitaria y para referirse al homenajeado como un hombre "apasionante y apasionado".

La alcaldesa, Patricia Cavada, en nombre de la Corporación Municipal, presente también en el escenario del Teatro de las Cortes, dijo de Antonio Campos que era "el científico más brillante que había salido de La Isla" y enmarcó la concesión de este reconocimiento en una fecha muy especial para la ciudad, la del 250 aniversario de la villa y de la constitución de su primer ayuntamiento que se conmemora en 2016.

Pero aunque Antonio Campos dedicara buena parte de su intervención a recordar La Isla que le vio nacer y crecer y que construyó su identidad, su discurso tuvo un mensaje claro e intencionado que dirigió a los más jóvenes, a esas nuevas generaciones que hoy, como él hizo antaño, pasean por la calle Real, estudian, disfrutan de sus amistades y acarician sus sueños. A ellos se dirigió expresamente para intentar inyectarles su pasión vital: "Aún quedan muchos logros por conquistar, muchos sueños por cumplir", alentó. La Isla es el principio...

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