Semana Santa

Esplendor cofrade

  • El Silencio y la Columna, protagonistas en una gran jornada

El buen tiempo permitió por segundo año consecutivo que el Jueves Santo, día grande de la Semana Santa rondeña, luciera con todo su esplendor, con miles de rondeños y visitantes en las calles para presenciar las tres procesiones que realizaron su salida. Abrió la jornada la Hermandad del Ecce-Homo, cuyo principal reclamo cada año es la presencia de miembros de la Legión en el desfile. Como principal novedad, la procesión partió desde el Santuario de María Auxiliadora, y no desde los aledaños del de la Virgen de la Paz como venía sucediendo hasta ahora. Este hecho propició que los fieles pudiesen contemplar imágenes inéditas, ya que la comitiva pasó junto al Ayuntamiento rondeño y la monumental Colegiata de Santa María la Mayor antes de enfilar la calle Armiñán y el Puente Nuevo.

El Cristo de la Buena Muerte, portado por un grupo de legionarios, acaparó como cada Semana Santa el mayor número de miradas e instantáneas. La imagen sale cada año del acuartelamiento General Gabeiras, base de esta unidad militar en Ronda, para acompañar al Cristo del Ecce-Homo y a Nuestra Señora del Buen Amor en este día.

Las saetas cantadas en honor de los titulares también tuvieron sus momentos de protagonismo, a cargo de los ganadores del concurso de saetas que se celebra anualmente y que cantaron en diferentes balcones situados a lo largo del recorrido. Apenas una hora después tenía lugar la salida de la Hermandad de la Vera Cruz, una de las más solemnes de las agrupaciones rondeñas. Con un marcado estilo franciscano, y acompañada por música de capilla, el desfile vivió uno de sus momentos más emocionantes durante su salida de Santa María la Mayor y su paso hacia la Plaza Duquesa de Parcent a través de un estrecho callejón, cuyas paredes dejaban solo unos centímetros de margen a los pasos.

Ya al borde de la medianoche le tocó el turno a Padre Jesús, conocido como El Señor de Ronda. No en vano, esta cofradía es sin duda la más popular en la ciudad del Tajo, y su ascenso desde el barrio del mismo nombre hasta el centro urbano es una de las citas obligadas para los espectadores. Hasta 500 nazarenos acompañaron a Padre Jesús y a la Virgen de los Dolores a lo largo de sus cuatro horas de recorrido, en el que también participan un gran número de penitentes que siguen a las dos imágenes portando velas encendidas.

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