Entre bambalinas

La luz del camino

  • En la festividad de Pentecostés, la Virgen del Rocío es más ‘Novia de Málaga’ que nunca

María Santísima del Rocío durante su solemne triduo.

María Santísima del Rocío durante su solemne triduo. / José Miguel Ramírez (Málaga)

Arrodillada en los bancos más próximos al Nazareno de los Pasos y con los puños apretados. Así conversaba una señora con la Virgen del Rocío una mañana tranquila previa a la celebración de su solemne triduo. El silencio se rompía con sus susurros imposibles de descifrar.

Apresurada, buscó en sus bolsillos un pañuelo para secar esa lágrima que aún no había derramado. Ella, vestida con una camiseta verde y unos pantalones blancos, encuentra en la Virgen del Rocío su consuelo y su refugio, la luz que siempre brilla al final del camino. No necesitó más que cinco minutos para levantarse de nuevo, santiguarse ante las sagradas imágenes, volver la vista justo en el dintel de la puerta y proclamar: “Gracias, Madre”.

Y sí, hay mucho por lo que estar agradecidos, porque a pesar de todas las noticias negativas que nos rodean desde hace ya más de un año, seguimos en la lucha. La Virgen del Rocío nos recuerda que si alguna vez nos flaquean las fuerzas, ahí estará María Santísima, pura e Inmaculada, para arroparnos bajo su mantilla y ofrecernos el empuje necesario para continuar.

Es domingo de Pentecostés, y la Novia más hermosa de la ciudad resplandece como una llamarada intensa de fuego. La luz es más blanca que de costumbre, y sus manos parecen tomar vida propia. El barrio de Lagunillas echa en falta su dulce aroma otro año más por las calles, pero Ella no pierde jamás su tímida sonrisa. La Virgen del Rocío no necesita intensas petaladas ni marchas procesionales que acompasen su pausado caminar para reencontrarse con sus vecinos, son meros complementos. Son ellos los que acuden a buscarla en un día especial.

Una vez más, el camino se hace muy cuesta arriba. Porque la senda más complicada e inestable es en la que no pisas las arenas de la aldea, el sol más molesto es el que no aprieta mientras caminas junto a tu simpecado, y la noche más larga es la que pasas sin dormir imaginando lo que podría haber sido. Pero es el ‘Rocío de la Esperanza’, la Blanca Paloma aguarda vestida de reina a que los fieles culminen una peregrinación diferente pero que tiene el mismo fin, que no es más que rendirse ante las plantas de la Virgen del Rocío.

Ya algunos empiezan a comentar que sería posible permitir el culto público en la calle ante la finalización del estado de alarma y las buenas previsiones de vacunación. En esta particular festividad de Pentecostés, Málaga no puede celebrar actos de culto en la vía pública. Sin embargo, el obispado de Huelva autoriza estos cultos siempre que cuenten con el visto bueno municipal, y en Sevilla se indicó que el único culto externo permitido es la celebración de la eucaristía, incluyendo a una sagrada imagen si fuese necesario, pero sin ningún tipo de traslado público. Una vez más, Málaga apuesta por el inmovilismo, prefiriendo mantener la total prohibición como hasta ahora y no pensar en otras alternativas ya necesarias y factibles.

Pero no olvidemos que todo comienza y termina con Ella, es esa luz que al final del camino siempre se mantiene incandescente, y en Málaga tiene nombre propio, porque aunque por María sea universalmente conocida la Madre de Dios, en la Victoria aguarda cariñosamente como Rocío Coronada. Ante Ella, toda una ciudad se postra, porque es la Novia que eternamente guía nuestros Pasos en la vida, que fue su Monte Calvario.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios