Procesiones de Gloria

A la sombra de la Divina Pastora

  • Capuchinos comienza sus procesiones de mayo con altas temperaturas

La Divina Pastora discurre por la Alameda de Barceló.

La Divina Pastora discurre por la Alameda de Barceló. / J. L. P.

Las altas temperaturas con las que mayo inicia su andadura llevaron a buscar la sombra con la que evitar el insistente calor de la jornada. Desde la plaza de Capuchinos y hasta Segalerva, la procesión de la Divina Pastora, que marca el inicio de las celebraciones marianas de estos barrios, aguantó estoicamente la fuerza del sol para mantener su alabanza a la imagen de la Virgen.

Tras su salida desde el interior del templo, y una vez completo el trono, que debe superar el dintel de la puerta, la procesión continuó a los sones de la Unión Musical Maestro Eloy García por la Alameda de Capuchinos acompañada de un alto número de cofrades y devotos, así como con las representaciones de Dulce Nombre, Prendimiento y María Auxiliadora en el cortejo. Más adelante, ya en la Alameda de Barceló, la esencia histórica de la imagen gloriosa se vio completada con la marcha María Santísima de las Penas, de Antonio Pantión.

Ya en el entorno de estrechas calles de Segalerva comenzó a recibir petaladas la Virgen, para continuar por Peinado, donde le cantaron, y alcanzar Daoíz, uno de los puntos más esperados para el público. Hasta tres lluvias florales se pudieron observar en este entorno, con la presencia de aleluyas y banderas que rezaban la voluntad de sus hermanos: que el barrio vea coronada a la Divina Pastora. Posteriormente se adentró en El Molinillo para buscar la noche.

El trono andó ligero en todo momento acompañado por un recoleto cortejo en su busca a dos destinos: el primero de ellos, la capilla de la Virgen de la Piedad, puerta de El Molinillo. Allí se encaró un año más el trono ante la dolorosa de Palma Burgos. Posteriormente, tras buscar por Alderete su destino, llegó la procesión a calle Tizo, donde el público esperó con paciencia para presenciar uno de los momentos destacados de la noche, con el lanzamiento de petaladas, aleluyas y cohetes con los que mantener la esencia de procesión de alabanza, antes de su vuelta al templo de Capuchinos.

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