Semana Santa

Repican las campanas de los pedidores

Como cada Lunes Santo, desde primera hora de la mañana resuena por las calles de Ronda el inconfundible sonido de los pedidores del Santo Entierro. Cada año salen con su inconfundible campana y una pequeña saca negra para recoger sus donativos. En el pecho, colgado de la solapa, el documento que les acredita como miembros de la Hermandad y pedidores de la misma.

"Lunes Santo", dice uno de los vecinos que pasa a su lado mientras recorren la céntrica Carrera Espinel, ya que se trata de una tradición que se remonta decenas de años en el tiempo y que tiene un sonido inconfundible. Terminado el día, el sonido de las campanas se apagará hasta el próximo año, al ser el único día que esta hermandad sale a la calle para recaudar fondos que van destinados a sufragar los gastos de su salida procesional.

Ayer una quincena de hermanos, campana en mano, fueron a distintos puntos de la ciudad sin dejar de tocar. "Lo mejor de todo es la respuesta de la gente, que no tiene que verte la cara, con escuchar la campana ya nos llaman", explica uno de los pedidores mientras hace una parada en el camino. "Encima te llaman diciéndote niño (risas)", afirma otro de los pedidores que ya supera con mucho los cincuenta años.

Eso sí, aunque tienen colaboradores fijos que no fallan cada año, la crisis también se ha dejado notar en este tipo de limosnas. "Nosotros no nos podemos quejar, todo lo que nos dan nos parece bien", asegura Antonio López, aunque sus compañeros reconocen que el volumen de aportaciones ha bajado con respecto a otros años. No obstante, siempre quedan almas caritativas que hacen un esfuerzo para ayudar al Santo Entierro. Mientras explican el proceso llega una llamada directa al teléfono móvil de uno de los pedidores, que tras escuchar las campanas reclama su presencia para realizar una aportación de 300 euros. El donativo es de tal importancia que interrumpen el recorrido previsto para desplazarse al punto de encuentro fijado. Eso sí, durante el camino las campanas continúan con su repicar, que también llama la atención de los visitantes que desconocen el origen y motivo de tal actividad.

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