El Viernes de Dolores se ha convertido, por derecho, en una de las principales jornadas de vísperas de la Semana Santa. Los traslados y las hermandades que sirven como prolegómeno a la Pasión se han convertido en un atractivo doble: para el cofrade, la oportunidad de saborear esas hermandades a las que no puede ver el mismo día de su salida procesional; para el ciudadano, la de ver las casas hermandad abiertas con los últimos preparativos y los traslados previos.

Desde la mañana, la actividad procesionista se extendía por todos los rincones. En centros educativos, como las salidas de Gamarra, del colegio El Pilar o de El Monte por dentro de su recinto. Los talleres y visitas escolares que poblaron el centro histórico de niños uniformados. Por la tarde la actividad se mantenía dentro de los templos en los que la Virgen de los Dolores se hacía protagonista dentro de su festividad. San Juan, Santo Domingo, San Pedro, los Santos Mártires o el Santo Cristo albergaron cultos y eucaristías, mientras que la parroquia de San Felipe Neri albergó a la Virgen de Servitas revestida de bordados, en una oportunidad única de ver la talla de Fernando Ortiz con una estética completamente diferente.

La hermandad de Mediadora fue la primera en abrir la tarde desde la parroquia del Ave María, una vez finalizadas las obras del templo. El traslado se hizo manteniendo su característico sello hasta calle Ayala. Monte Calvario inició su caminar una hora más tarde con la Dolorosa hasta el Santuario de la Victoria en una estampa primaveral.

A las 19:30 se estrenaba en San Felipe Neri la hermandad de Salutación, que guardó sus andas en la casa hermandad de Pollinica en la noche del jueves tras la solicitud de la parroquia para la eucaristía matinal. Dos horas más tarde sería el turno de la hermandad de Santa Cruz con la Virgen de los Dolores en su Amparo y Misericordia. Viñeros salió con las voces de la escolanía del colegio San Estanislao de Kotska precediendo las dos andas en las que procesionaron las imágenes. El cortejo discurrió con agilidad hasta su casa hermandad.

Entre las entronizaciones de la jornada se encontraban las del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor, de la cofradía de la Salud, que se celebró en San Pablo; el Cristo del Perdón, de la hermandad de Dolores del Puente, que dispuso a la Virgen para su función principal encima del trono; y el de la Redención, de Dolores de San Juan, junto al resto de tronos de la parroquia.

La Congregación de Mena procesionó más tarde que en otros años, quedando precedida por el traslado de Expiración, que recorrió las calles del Perchel que no visita el Miércoles Santo. El Santo Traslado cerró la jornada con su tradicional vía crucis por el barrio de la Trinidad.

El traslado de la Expiración.