Semana Santa

Las bullas toman la ciudad

ES tan tópico como cierto señalar la cantidad de personas que ayer llenaron el casco histórico de la capital malagueña para ver las procesiones del Jueves Santo. Así deberá pasar a los anales de la historia y quienes lean estas líneas dentro de algunos años deberán imaginarse las calles tomadas por las bullas. Masas de personas ocupando cada rincón de la Málaga antigua. Cada Jueves Santo es el resurgir del barrio de El Perchel, los antiguos arrabales de la ciudad, pues desde allí llegan algunas de las más carismáticas corporaciones que ayer realizaron su estación de penitencia.

Hablamos de un núcleo urbano que la dejadez urbanística y de la propia ciudad hirió de muerte décadas atrás, pero que se resiste a doblar el brazo en una lenta agonía. En este sentido, sus cofradías son el aire fresco que lo vertebran cada año, cada Jueves Santo vuelven a ser ciudad aunque el resto del tiempo sean escombreras de recuerdos. Ayer fueron presente y aunque sus calles no terminan tampoco de llenarse de cera nazarena, pues las mismas corporaciones que le dan la vida no se atreven a transitarlas llegado el momento, fueron y vuelven a ser noticia.

Mirando a el perchel

Al cierre de esta edición, la Virgen de la Esperanza aún no había pisado la calle Carretería. Pero en las horas previas se pulsaba expectación entre el mundo cofrade. La que llaman "Reina de Málaga" volvía tras el paréntesis del pasado año (se celebró en la Plaza del Obispo el cuarto centenario de la bendición del Nazareno del Paso) a la calle por la que más luce de la otra orilla del río, la que deja a El Perchel a su flanco derecho. "La Esperanza siempre vuelve como sale, por qué no pisa las calles del barrio", cuestionaban dos personas el Lunes Santo en la calle Zurradores, bien entrada la madrugada. Los vecinos se asomaban para ver pasar a la Virgen de los Dolores del Puente, la única que les visita una vez al año en su trono grande de procesión.

En una Semana Santa de cambios de mentalidad en materia horaria, lo mismo también se impone la coherencia y las cofradías percheleras algún día vuelven a las calles que les vieron nacer. Hasta antes de ayer la Esperanza lo hacía. Y la Expiración también. Respecto a esta popular Dolorosa perchelera, señalar que ayer procesionó por primera vez tras la restauración realizada por Álvarez Duarte. El Nazareno, que cumplía 70 años de su llegada a Málaga, salió de bordados. Qué diría Benlliure. Pero volviendo a las novedades del callejero de la jornada, la cita de ayer presentó pocos cambios. Por la calle Panaderos, la hermandad de Viñeros encontró un marco más acogedor para buscar el recorrido oficial. La otra gran novedad, la vuelta de la Sagrada Cena por Cisneros y Fajardo, deberá analizarse en el balance de la madrugada en la edición del Domingo de Resurección [mañana no habrá periódicos, como es tradicional en la presa] pues la cofradía buscaba la Tribuna de los Pobres cuando estas páginas se cerraron.

hoy, un modelo

¿Vieron andar el trono del Dulce Nombre del Domingo de Ramos? La Pollinica y la Sangre también lo intentaron con menos éxito. El Cristo de la Esperanza en su Gran Amor es cosa aparte, pues tiene su personalidad propia en este sentido. También siguió la estela el Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario el Martes Santo. Pero el modelo a seguir es la Sagrada Cena, que impuso una forma de caminar propia con agrupación musical hace ya unos años y ayer volvió a sentar cátedra. Sigan sus pasos. Hablamos de un trono complicado por sus espectaculares dimensiones y por su peso, pero acompasa su paso a la música como quiere. Sumen a ésta nómina Viñeros, ahora verán.

Respecto a la Sagrada Cena, quién la visto y quién la ve. Cualquier podría subrayar esta afirmación, pero palabra que ayer la escuchamos varias veces. Música aparte, el cortejo fue cuidado, habrá que chequear su regreso, pero todo el conjunto se cuidó al más mínimo detalle. Mención especial merece el exorno floral, donde la jungla que antes poblaba el trono de la Dolorosa ya es historia. Piñas cónicas de especies variadas, dispuestas con mimo y gusto es lo que ahora manda. Y el Señor, con motivos eucarísticos y vestido de gala para su última Cena. Así se instituye ahora la Eucaristía en Málaga.

el contrapunto

La Seráfica Hermandad de la Santa Cruz imprime el silencio en la jornada del Jueves Santo. Es el contraste de un día de bullas. Su puesta en escena lo refleja. Y este año más. Esta cofradía ha sido de las que más palos ha recibido por parte de los medios. Sin embargo otorga al Jueves Santo variedad. "Santa Cruz, ¿qué hace una cofradía como tú en un día como este?", dijo el periodista Rafael Contreras una vez. Ya se sabe que tienen en sus estatutos la opción de salir el Sábado Santo, pero eso no depende de sus hermanos. Santa Cruz da un giro de 180 grados al Jueves Santo y aporta otra forma de entender esta jornada.

Ayer presentó una impronta novedosa. El trono se salió terminado, a falta de dos ángeles de sus esquinas traseras. Estrenó cuatro medallones, con escenas de la Pasión que representan momentos posteriores a la muerte de Cristo. Pero la gran novedad fue la estética de la Dolorosa, vestida de corte monjil. Aportó personalidad al conjunto y mejoró su estampa de años atrás. Otra novedad fue el exorno floral. La Virgen iba sobre un monte de claveles rojos, e iris morados en las ánforas, como siempre. Hasta ahí nada nuevo. Pero el friso del mismo lució rosas rojas, completado con espino, que brotaba y besaba el madero, en su parte trasera. El acompañamiento musical lo puso la banda de música de Las Flores que tocó un repertorio sobrio de marchas lentas. Véase la salida con Mater Mea (Ricardo Dorado). Esta banda está dejando este año su listón muy alto. Su nueva directora Silvia Olivero ha contribuido a ello.

Una vez en el primer templo de la ciudad, la Catedral de la Encarnación, el trono estuvo acompañado por una capilla musical compuesta por cuatro miembros de Las Flores que interpretaron diversas piezas, entre ellas, Virgen de Santa Cruz, de Santiago Otero. Junto a Viñeros fue la única que hizo estación de penitencia en el primer templo de la Diócesis.

estampa provisional

Viñeros tenía mucho que decir. Y así lo hizo, aunque antes de nada conviene subrayar el contratiempo de la corporación, que tuvo que procesionar al Nazareno en un trono provisional, aún en ejecución. Pensaban que estaría más avanzado para su estación de penitencia pero llegó del taller de Francisco Pineda aún con demasiada madera por tallar. Una anécdota. Pese a todo, el Nazareno pegó verdaderas zancadas bajo los sones de su banda, la agrupación musical de San Lorenzo Mártir. Otra formación musical que está rindiendo a un nivel espléndido esta Semana Santa. Esta simbiosis ayer fue espectacular. El Nazareno procesionó sobre un monte de claveles rojos sangre de toro, con piñas de claveles y centro de rosas rojas.

Por su parte, la Virgen del Traspaso y Soledad estrenó dos ángeles y la conclusión de las cartelas del trono. Su diseño y ejecución deja claro que no lleva palio y que no lo necesita. Así estaba en los planos, aunque pueda parecer un trono de gloria. El anterior sí podía dejar entrever al público la duda de su presunta falta. Nada de eso. Ella tiene todo el campo despejado y los ojos del espectador la buscan. La Señora salió bajo los sones de Cristo del Amor (Francisco Javier Moreno), interpretada por la banda de música de Torredonjimeno. Una vez encaró la calle Panaderos, la Virgen del Traspaso y Soledad realizó la curva con la marcha Cristo en la Alcazaba (Fulgencio Morón). Corte clásico para esta Dolorosa.

Otra novedad que presentó la hermandad, en el capítulo patrimonial fue el Mater Mea de la sección de la Virgen, una pieza ejecutada por Adán Jaime y que lucía una pintura de la Dolorosa hecha por Leonardo Fernández. El pintor la ha plasmado por el perfil derecho y ataviada con una mantilla negra. La pieza conjuga terciopelo negro con la orfebrería de plata. La parte inferior se completaba con un corazón atravesado por siete puñales. Hablando de provisionalidades, la junta gestora de Zamarrilla es lo que no se sabe si efectivamente es algo provisional y tendrá fin alguna vez o se quedará para siempre. La gran aportación de esta cofradía ayer fue el nuevo acompañamiento del Cristo de los Milagros, que apostó por cornetas y tambores. Pese a los tiempos raros de la cofradía, la cita en la Ermita de Zamarrilla ayer fue obligada.

y tomaron el centro

19:50. Hora crítica. La Congregación de Mena echa andar. Apenas unos minutos antes lo hacía en Martínez Maldonado, Zamarrilla. Y pocos minutos después, en la otra orilla de El Perchel, Jesús de la Misericordia, el popular Chiquito. La ciudad ya estaba en la calle. Sólo faltaba la Esperanza, que llegaría para sembrar las calles de romero. Suena el Himno Nacional en Santo Domingo y el Señor de la Buena Muerte y Ánimas comenzó a salir. Antes, la cantante María José Santiago lanzó una saeta utilizando la letra de Joan Manuel Serrat pero modificándola para mencionar a los titulares de la Congregación. No tardó en sonar el Novio de la Muerte. Una y otra vez, pero alguien duda de esta vinculación. ¿Miraron las caras de los caballeros legionarios cuando desfilan detrás de su Cristo? Sin palabras.

Cabe señalar que por la mañana, en el traslado, hubo gente desde las 6:00 para coger sitio. Por la tarde, en la estación de penitencia, el Crucificado de Palma Burgos fue acompañado por la banda de guerra del Tercio Gran Capután I de La Legión, con sede en Melilla y la banda de música de la Brigada Legionaria de Almería. Unos 225 legionarios escoltaron a su Protector. A la cita con Mena faltó este año la Armada Española. La Soledad llevó rosas blancas, calas, fresias y bubardias, todo muy cuidado, pero salió sin representación militar, musicalmente participó la banda de música de la Expiración. Zamarrilla fue con rosas rojas y la Esperanza, de azucenas. La madrugada empezaba al cierre de estas líneas y las cofradías aún buscaban su camino de regreso.

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