Semana Santa

Sin distracciones para la jornada de Palmas

  • Siete traslados y tres procesiones marcaron la jornada de ayer, que empezó con una buena asistencia de público, aunque a partir de las 21:00 la presencia descendió por el partido que enfrentaba al Málaga con el Madrid

Las palmas ayer no se veían ni a lo lejos, cuando cualquier Sábado de Pasión hasta se percibe el aroma a olivo que enmarca la estampa de la entrada de Jesús en el casco antiguo de Málaga, convertido en Jerusalén cada Domingo de Ramos. Hoy es el día. Pero ayer hubo muchas distracciones. “Es que hoy juega el Málaga”, comentaban ayer dos señoras en un barrio cualquiera de la capital. Y contra el Real Madrid, nada más ni nada menos.

La cita futbolística mermó la presencia de público ayer viendo procesiones. El partido del Unicaja también debió influir, pero la jornada giró en torno a la gran cita de Martiricos. Curiosa estampa, cofrades viendo procesiones con la camiseta de Málaga. Ésto la primera parte de la tarde. En torno a las 21:00, hubo una estampida general hacia La Rosaleda. A las 22:00, otra, de aficionados para seguir el encuentro en casa o por la televisión de algún bar.

Un portador de Humildad y Paciencia, en Plaza de Toros Vieja, le dio a un amigo su carné del Málaga C.F. No parecía dispuesto a abandonar su puesto, jugase quien jugase. Sus compañeros de varal, la mayoría, eran gente joven. Pero también comprometida. No había hueco ni debajo del manto. Dicen que tampoco en el submarino. Cada cofrade cumplió con su hermandad, pero muchos de los que ayer no tenían cultos, cambiaron el traje de chaqueta por los colores blanquiazules.

A golpe de devoción

Pero las grandes devociones son fenómenos que no entiende la razón. Jesús de la Misericordia, el popular Chiquito, fue el icono que más devoción arrastra de cuantos pisaron la calle ayer. ¿Menos gente que años atrás? Quizá sí, pero en El Perchel no se sabía.

Lo de Cruz de Humilladero también es uno de esos fenómenos difíciles de comprender más que desde la fe. Aunque se trata de una devoción joven, de una corporación nueva. Desde este núcleo urbano de la capital malagueña baja hasta los antiguos arrabales de la ciudad, la hermandad de Humildad y Paciencia. Tiempo al tiempo para ver a estos cofrades en Larios. Casi dos centenares de nazarenos ponen en la calle y el Cristo, bendecido el pasado año, aún no procesiona.

Pero la fe se pulsa en detalles, gestos, hechos... en el día a día. El vestidor de la imagen y alma mater de la corporación, Juan Manuel Quiñones (El Monaguillo), es quien mejor conoce estas intimidades y confiesa que la Virgen de Dolores y Esperanza, titular de esta corporación no agrupada, ya tiene dos joyeros llenos de alhajas regaladas por los propios fieles. “Este año estrena muchísimas. Un anillo con un rubí es de un joven que se ha gastado lo que tenía porque la Virgen le ha concedido algo”, dice. La norma es que la Dolorosa luzca en la procesión lo que sus devotos le regalen, al menos siempre las nuevas. “Todas no le caben porque tiene muchas, mejores y peores, pero como yo digo, todas suyas”, dice.

Crece la devoción y también la hermandad. Dos realidades consolidadas, aunque se puedan (y deban) perfilar muchas cosas. Pero los debates estéticos son secundarios cuando existe un fondo. Humildad y Paciencia lo tiene, no es un jugar a mover santos, como ocurre en algún experimento cofrade que existe. De esta forma, las cosas llegan, como quitar el cruce con el traslado del Chiquito, que no aportaba nada, más que romper la procesión en favor de no se sabe qué.

A los sones de Carmen Coronada llegó Humildad y Paciencia al Carmen. Intimo acto el que realizó con la archicofradía perchelera, con quien guarda lazos especiales. Sin algarabía ni excesos, se interpretó la Salve Marinera y la Dolorosa se fue con Virgen de la Palma. Luego, Pasan los Campanilleros por Ancha del Carmen. La cruceta musical combina de todo un poco. Sobre todo va alegre, aunque en el interior de la casa hermandad para salir se interpretó Amarguras. Pero como siempre salió con la suya, Virgen de Dolores y Esperanza, de Sergio Bueno. A medianoche, con un cortejo impecable, todo había terminado

Cosas del pasado

La Virgen de los Desamparados, en Los Corazones; y Jesús de los Niños y la Virgen del Mar, en Nuevo San Andrés, también salieron ayer. Los primeros, en sólo dos años, han creado su estilo. Sobrio, de negro. Como la Pía de San Felipe en sus primeros años. Queda mucho pero se ve forma. Los de la zona cero del pasado tornado, también tienen su estilo, pero todo es como el documental de Carlos Taillefer sobre la Semana Santa de Málaga de hace varias décadas. Cosas del pasado. Ahora, ¡qué lleguen las Palmas!

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