Semana Santa

La madurez llega a la calle La Unión

  • La Cofradía de la Humildad y Paciencia puso de manifiesto que tiene a todo un barrio detrás y que puede llegar a donde quiera, si la dejan. El Señor de la Humildad y la Paciencia salió con su nuevo misterio.

LA jornada del Sábado de Pasión puso muchas cosas en su sitio y dejó entrever qué futuro espera. Algunas hermandades que salen en los días previos a la semana de Pasión hacen que la espera sea muy llevadera al mismo tiempo que suben, poco a poco, el listón en muchos sentidos. La Cofradía de la Humildad y Paciencia se expresó abiertamente en su procesión. La salida del Señor y la llegada del nuevo misterio a la calle La Unión ponen de manifiesto que la hermandad está muy madura para que el recorrido no se quede solo en una vuelta por su barrio, Cruz de Humilladero, y poco más. Pero habrá que esperar, no mucho. La corporación demuestra que posee un pilar sólido, y que va más allá de tener enseres muy ricos o bordados de oro. Se trata de su grupo humano, de su barrio que siempre respalda a la hermandad. Más de 800 personas conformaron la comitiva y cientos de vecinos del barrio acudieron a su cita con su cofradía.

Sin duda, la salida del Señor fue el momento del Sábado de Pasión. Pasadas las 16:30, el trono salió de la casa hermandad a los sones de Marcha Real para enlazar con Llora María (Rafael Vázquez), piezas interpretadas por la banda Virgen de la Peña de Mijas. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, fue el encargado de dar los primeros toques de campana. El Señor que mira al infinito, apresado por el pensamiento de la muerte, lució en un risco adornado con flores silvestres. Y a su alrededor, tres romanos y dos sayones, protagonistas de la escena en que Jesús será crucificado. El grupo de Ramos Corona podrá gustar o no gustar, pero la aportación de la cofradía a la representación sacra en indudable. El trono fue bien llevado al compás de las cornetas y tambores. La curva dada desde la calle Pedro de Paz hasta La Unión lo verifica. No es fácil ya que es estrecha y se trata de un trono de ocho varales.

La Cofradía puso en la calle a más penitentes que algunas agrupadas ya que rozaba los 350. La sección infantil era muy amplia, algo anárquica, pero enorme. Casi 400 portadores llevaron los dos tronos.

Pero lo que sigue intacto, y seguirá, es el icono mariano del barrio, la que congregó a todos años atrás y lo sigue haciendo pero ahora un poco compartido, la Virgen de los Dolores y Esperanza, que lució en un trono aún por ejecutar. Solo es tiempo. Ésa es la receta para los enseres, y el tipo económico, claro. Para agrupar a gente se requiere también entrega y apertura y eso parece que está conseguido. Ella es la llamada y lo seguirá siendo. La Virgen llevó rosas y claveles blancos. Quizá algo sobrecargada de alhajas y rosarios. Hasta los angelitos de sus pies le ayudaron. ¿Hasta dónde llegará Humildad y Paciencia? Seguramente hasta donde ellos quieran. También tienen que abrirle puertas ¿Cuándo? Ésa es la pregunta pero parece que dentro de poco tendrá respuesta. Madura está. Pero habrá que sopesar lo que se gana, que es mucho, pero también lo que se puede perder.

La banda de música de la Esperanza interpretó Soleá dame la mano (Font de Anta) en el interior de la casa hermandad. Una vez en la calle sonó el Himno Nacional para pasar a Virgen de los Dolores y Esperanza (Sergio Bueno). Después Virgen del Amparo y Carmen Coronada.

Llagas y Columna

La jornada de procesiones la abrió LLagas y Columna que se puso en las calles del barrio de Miraflores de los Ángeles pasadas las 15:45. La banda de la OJE, con sus boinas, sus jerseys en tonos azules, sus calcetines blancos y sus gaitas, cuyo sonido se entremezcla con el tambor y la corneta, abrió el cortejo. El Señor de Llagas y Columna, ajeno a todo tipo de broncas y reyertas, despierta devoción por año. Quizá ayude su capilla callejera, su expresividad y su cercanía con el barrio de Miraflores, espacio donde viven muchos cofrades. Lo que no ayuda a nada ni a nadie son las disputas que caen en el saco de lo absurdo.

El Señor estrenó trono, un cajillo de madera ejecutado por Diego Rodríguez que fue adornado con lirios morados. Además, la imagen iba sobre una peana salida del taller de Cristóbal Martos cuya cartela central reflejaba las cinco llagas. Unos 120 portadores llevaron el trono que fue bajo los sones de la agrupación musical San Lorenzo Mártir, que sube cada año en calidad y en ejecución de marchas. Ver al Señor en la avenida Miraflores con La Salve fue sublime. A la salida interpretó Marcha Real, Cinco Llagas e Himno de San Antonio.

Desamparados

La barriada de los Corazones entiende cada vez más el mensaje de la procesión de la Virgen de los Desamparados. Son serios, pero de verdad. Imponen respeto y dan sentido a todos los elementos de la procesión. La Virgen, salida de las magníficas gubias de Juan Vega, lució muy sencilla pero espectacular. Sus nazarenos bien formados, sus cirios negros, los guantes del mismo color, la candelería bien puesta. Las puertas del templo de Santa María Goretti se abrieron a las 18:00 y comenzaron a salir los primeros nazarenos. La banda de Arunda (Ronda) tocó Jesús de las Penas (Pantión) mientras se aproximaba por la puerta el trono de la Virgen, que salió a los sones de Calvario (Javier Alonso).

La Virgen fue llevada sobre el trono de traslado de Los Gitanos. Este año estrenó un corazón y un puñal, de Adán Jaime y diseñados por Miguel Ángel Gálvez. Respecto a la candelería, las marías llevaron imágenes de santos pasionistas: San Gabriel de la Dolorosa, Santa Gema Galgani, Santa María Goretti, San Pablo de la Cruz, San Carlos Houben y Carlos María Strambi. El resto de tandas llevaron escudos de papas vinculados a la historia de la hermandad y los escudos pasionistas, y la Cruz de Jerusalén. Son detalles.

San Andrés

La Cofradía de Jesús de los Niños explicó en la calle otra forma de entender la Pasión, que también es muy digna. Aunque a veces se produce ciertos empachos que confunden una procesión con el todo vale. La imagen de Jesús de los Niños salió con Himno Nacional y La Saeta (J.M. Serrat). Después sonaron Nuestro Padre Jesús (Cebrián) y La Estrella Sublime (López Farfán). La Virgen del Mar salió con la Salve Marinera para enlazar con Caridad del Guadalquivir (P. Lola).

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