Semana Santa

Málaga es del Carmen y se rinde ante la devoción de los mares

  • La sagrada titular se asoma al atrio de su parroquia en su segundo año sin procesionar por las calles

La Virgen del Carmen en el atrio de su parroquia en el barrio del Perchel.

La Virgen del Carmen en el atrio de su parroquia en el barrio del Perchel. / Álvaro Cabrera (Málaga)

“Te espera ya tu Málaga del Carmen, para venerarte y poderte rezar, mi Señora del Mar”. Christian Palomino dedicó dulces melodías cantadas en 2018 a la vecina más ilustre del barrio del Perchel. Nunca pensó que pocos años después esa devoción marinera no podría procesionar por las calles de la ciudad de Málaga, al menos durante dos años consecutivos. Pero la Virgen del Carmen siempre es especial, siempre muestra su tímida sonrisa hasta en los momentos más complicados. Y por julio estuvo más presente que nunca junto a los suyos.

Dieron las 8:00 de la mañana y el sol poco a poco alumbraba la fachada principal de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. Las banderas de colores querían volar por el cielo, las flores impregnaban la plaza de Toros Vieja con su olor, y de entre la penumbra del templo se mecía poco a poco su escapulario de lado a lado. Parecía un sueño, pero era la realidad más certera en la mañana de un domingo de julio muy carmelita.

Vista de la plaza de Toros Vieja desde un balcón. Vista de la plaza de Toros Vieja desde un balcón.

Vista de la plaza de Toros Vieja desde un balcón. / J. G. (Málaga)

La Virgen del Carmen pisó suelo perchelero, y enmarcada en el atrio de su parroquia fue testigo de las lágrimas que derramaron sus vecinos, de los sentidos aplausos y de los vítores. La alegría venció a ese sentimiento de vacío que tantos devotos tuvieron al pensar en otro año más sin su Virgen del Carmen atravesando las naves de la Santa Iglesia Catedral, surcando los mares, o procesionando gloriosa por las calles del centro de la ciudad y de su barrio. Pero ahí estaba Ella, claro que estaba, como siempre, sujetando con fuerza a su Hijo.

La Virgen del Carmen en el atrio de su parroquia en el barrio del Perchel. La Virgen del Carmen en el atrio de su parroquia en el barrio del Perchel.

La Virgen del Carmen en el atrio de su parroquia en el barrio del Perchel. / Álvaro Cabrera (Málaga)

Desde esa ubicación, la venerada imagen mariana presidió un Rosario de la Aurora y una Misa de Campaña que se realizó justo a continuación. Los devotos permanecieron sentados o apostados tras las vallas de una plaza de Toros Vieja aforada para respetar las medidas vigentes. Al término de estos primeros actos, se trasladó al estandarte al Puerto de Málaga. Porque la Virgen del Carmen volvió a bendecir los mares.

El estandarte de la Virgen del Carmen en la embarcación. El estandarte de la Virgen del Carmen en la embarcación.

El estandarte de la Virgen del Carmen en la embarcación. / Álvaro Cabrera (Málaga)

Sobre la embarcación se produjo el encuentro con la asociación de la Virgen del Carmen de los Submarinistas, un acto algo empañado por el taró presente en las playas malagueñas durante toda la mañana. Sin embargo, la emoción volvió a ser más que palpable con el lanzamiento de las coronas de laurel al mar para recordar a los marineros fallecidos. La Virgen es así, estaba en su barrio del Perchel, estaba en las aguas de la ciudad, siempre permanece en los corazones de los malagueños que anclan su fe en Ella.

Ya por la tarde, y con la Virgen del Carmen en el interior de su templo, se ofició una solemne eucaristía y se culminó el hermanamiento con la archicofradía de María Auxiliadora, que comenzó en el santuario de Capuchinos. Las glorias están desde este 18 de julio más unidas que nunca, y Málaga se rinde ante Ellas. Dos barrios y dos formas de querer a la Virgen María, pero al fin y al cabo, un mismo sentimiento común cargado de fe. Y la jornada terminó con la música de la banda de Nuestra Señora de la Paz.

Las miradas delataban a los hermanos de la corporación, la satisfacción por el trabajo bien hecho alegraron unos rostros ocultos tras las mascarillas. Porque julio volvió a ser del Carmen, y Málaga se rindió ante Ella. Entonces volvió a ocurrir, ese escalofrío inexplicable apareció en varias ocasiones. Y es que hay pocas cosas comparables a cantar la ‘Salve Marinera’ mirando de frente y sin tapujos a Nuestra Señora del Carmen Coronada. Cuántas cosas se piensan durante ese cántico, cuántas plegarias se esconden en esos compases.

Fue así un año más, y la Virgen del Carmen presidió los cultos en su honor, como siempre, y a la vez como nunca. Ojalá esos abrazos vuelvan a producirse el año que viene pero al ver entrar de nuevo a la Virgen del Carmen en una noche calurosa de julio por su calle Ancha, acompañada de la banda de música y precedida por la luz que irradian los cirios que portan sus hermanos. Ojalá se recuerde este mes de julio como algo histórico e inédito. Todo volverá a ser y las aguas volverán a la calma cuando Ella así lo disponga.

Los hermanos despedirán el mes carmelita con una misa de acción de gracias en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen el sábado 31 de julio a las 19:30. Hay mucho que agradecer, y también mucho a lo que aferrarse. Pero qué afortunados somos todos los malagueños, porque sabemos que allí, al final de calle Ancha, se encuentra el ancla más puro y resistente, el timón de tantas y tantas vidas. A Ella la llaman Carmen.

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