Semana Santa

Mucho más que un pleno de procesiones

  • Meteorología y estampas históricas aparte, la Semana Santa denota mejoría en la puesta en escena de casi todos sus días

La Semana Santa de 2009 ha firmado un pleno de procesiones y se salda sin sucesos importantes. También sin contratiempos de horarios destacados, salvo un retraso de la Misericordia el Jueves Santo. Sí deja un cambio reseñable de orden de paso por el Recorrido Oficial, entre Nueva Esperanza y Penas; así como la primera salida de esta última corporación de Pozos Dulces; dos nuevos mantos bordados (Salud y La O); el dorado de estreno de tres tronos (Nazareno del Perdón, Santo Traslado y Caridad); y la conmemoración del cuarto centenario de la primera bendición del Nazareno del Paso. Pero bonanza meteorológica y estampas históricas aparte, los cofradías en conjunto han mejorado sus puestas en escenas.

El Domingo de Ramos se ha convertido en la jornada más completa. Por número de cofradía y variedad de momentos y estilos. La Sagrada Cena dejó un vacío con su marcha, pero Dulce Nombre y Lágrimas y Favores lo han llenado con creces. El Lunes Santo también queda bastante completo con dos hermandades que llegan de la otra orilla del río, dos del centro y otras dos de extramuros. El Martes, sin embargo, es el día más monótono y apenas ofrece variedad más allá de Carretería. Con permiso de las Penas y su eterno callejeo y el regreso de Nueva Esperanza y Rocío a sus respectivos barrios. Miércoles y Jueves, formado principalmente por hermandades históricas, evolucionan en cuanto a que los pequeños detalles parecen cuidarse cada vez más, igual que el Viernes, con una mayor preocupación musical y nazarena.

Los cofrades malagueños han heredado un Semana Santa que hunde sus raíces en siglo pasados pero aún con muchas cosas por hacer. La juventud de los años setenta y ochenta iniciaron su cruzaba particular en favor de una revolución en los varales y de dar mayor realce a los cultos a las imágenes titulares. Hoy los hombres de trono son cofrades [no asalariados] y es rara la corporación que no se esmera a la hora de preparar un altar para sus respectivas funciones, triduos, quinarios, septenarios o novenas. En su momento también llegaron las bandas de música para acompañar a los tronos. Más recientemente las de cornetas y las agrupaciones. La capital malagueña cuanta ya con formaciones propias de todos estos géneros, algo impensable hasta antes de ayer. Pero la juventud actual está dando nuevo giros que rezaran en los libros de historia que aún están por escribir en la Málaga nazarena.

El término cruceta musical es autóctono y contemporáneo. Si una cruceta no es más que medir las calles para comprobar si puede pasar el trono el día de la procesión, el nuevo vocablo define la relación de marchas que se asignan a cada punto del recorrido. Casi todas las cofradías realizan ya la suya. Y cada vez más refinadas. Ya no todo vale, aunque hace nada era normal ver a una imagen siempre con la misma pieza musical, sirva la Paloma con su popular obra de Rafael Hernández como el mejor ejemplo. Sin embargo, hoy incluso se hace por dotar a cada trono de su personalidad musical. Jesús El Rico con marchas clásicas como Nuestro Padre Jesús es tan delicioso como ver al Rocío o a la Salud con Esperanza de Triana Coronada; al Monte Calvario con La Madrugá o El Cachorro; o a la Redención en completo silencio. Sin embargo, los hay que siguen a la deriva musical. Véase al grupo escultórico de la Sangre a los sones de Carmen Coronada llegando a su encierro.

En Málaga ya no sólo son protagonistas las bandas de música. Ha costado trabajo pero hay tronos que dejan de manifiesto que es posible adaptar la mecida malagueña a los metales de una agrupación o una banda de cornetas. El Cristo de la Esperanza en su Gran Amor, Jesús del Prendimiento, el Nazareno de los Pasos, Azotes y Columna, la Sagrada Cena o Viñeros, son casos de tronos consolidados con el acompañamiento de agrupación. Este año se ha sumado con éxito el Nazareno del Perdón. Por su parte, la simbiosis con las cornetas está más que conseguida en los varales de Jesús de la Soledad, Pasión, Agonía, Exaltación y Puente del Cedrón. También buen resultado ofrecieron este año Humildad y Crucifixión. Más allá del género, los tronos se preocupan de acompasar su paso a la música. En este sentido, la Sagrada Cena ha dado un nuevo paso. Ofrece más variedad de movimientos sin perder la mecida marinera, sólo modificando el ritmo y la velocidad de ésta. Es plausible y adaptable a muchos, también impensable para otros más sobrios como el Nazareno del Paso o de cofradías de negro.

Los exornos florales también cobran un protagonismo mayor, aunque su presencia es más discreta que en décadas atrás, motivado en que los tronos tienen menos que ocultar. Antes, cualquier defecto se sellaba con un muro vegetal. Hoy son contadas las antiestéticas junglas. Las cofradías no son ajenas a las modas, y si en el campo musical, clásicos de la Semana Santa de Málaga han caído en desuso no siempre por obras de mayor calidad, en las flores cuesta ver una simple piña de claveles, como antiguamente, en favor de especies de uso más moderno como la rosa o el lilium. Los Cristos son más clásicos, un monte da menos juego, aunque Agonía y Amor han sorprendido con novedosos frisos de buen gusto y originales.

En medio de éste mayor cuidado florista y musical, siempre mejorable pero en continua evolución, las bandas se siguen pisando por el Recorrido Oficial, sin que nadie ponga remedio. Dentro de los cortejos, por su parte, siguen carencias básicas como la ausencia de cuerpos de acólitos delante de muchos tronos. Caso de los de la Esperanza, que no lleva, salvo los turiferarios y la representación basilical. O de la Sangre, que lo omite en el Cristo y lleva ciriales pero sin pertiguero en la Virgen. ¿Por qué?

Pero la asignatura penitente sigue siendo la figura del nazareno. Este año se ha pulsado mayor orden en los cortejos de vuelta, pero en una ciudad que nunca ha sido nazarena, ni el penitente vela por su anonimato, ni la hermandad se lo facilita. El nuevo obispo, Jesús Catalá, ha sido testigo de todo, no ha participado de muchos actos cofrades, pero sí se ha mezclado entre el pueblo para ver las procesiones. Más allá de la buena meteorología, queda la sensación que la cofradías han dado un paso.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios